Gastronomía José Carlos Capel: “Lo que nos une a los españoles es la tortilla de patatas y El Corte Inglés”

Efecto Moleskine

Ana Sofía Pérez-Bustamante

La poeta en la calle

Ya les conté que mi perra me obliga a una vida callejera. En invierno apatrullamos la playa de Santa María. Vaya en mi descargo que aprovecho la bolsa de la caca para recoger microplásticos al filo de la orilla. Como Fernando Quiñones y otros amigos, soy ecofriendly. Últimamente está la arena muy limpia; no sé si esto se debe a un incremento del civismo o al frío que viene haciendo. (Yo me he soltado el pelo porque abriga.)

El club de los jubilados con perro es el más abundante. (Es bien sabido que el perro es el mejor auxiliar de conversación.) Uno de ellos, Paco, según me cuenta, vio en un día solitario de marea baja y espléndido sol de invierno a un señor que meditaba frente al mar. Detrás de él, inmóvil, había una mujer vestida de negro. Paco se distrajo un instante con su perro y al volver a mirar la mujer ya no estaba. Extrañado, se acercó al hombre que meditaba y le preguntó por la mujer. Ah, ¿usted también la ha visto?, dijo el desconocido. Desde entonces Paco intenta desentrañar la lógica de aquello. (La muerte no sería porque no ladró el perro.) El último episodio es que, cuando se dispuso a redactar la historia, el ordenador se apagó justo cuando iba a escribir “mujer vestida de negro”. Ya les contaré lo que le vaya sucediendo a Paco (es una historia por entregas, o sea, por paseos). Las puestas de sol estos días son deslumbrantes.

A veces hay un hombre que toca el saxofón frente a La Mirilla. En la plaza de Asdrúbal hay un almendro en flor camuflado entre el arbolado. El surtidor de la fuente lo cortan sobre 23:45, pero no siempre. También apagan de noche las farolas del parque arqueológico o de los perros, pero tampoco siempre. Yo la verdad no entiendo estos caprichos en una época tan automatizada. El salón de juegos frente a las Esclavas, en cambio, nunca se apaga. Tampoco se ve entrar a nadie. (¿Habrá un pasadizo secreto para los ludópatas?) Asombroso es el nombre de un establecimiento en la calle Parlamento: Reformas honestas. Una se pregunta en qué podrá consistir la deshonestidad de una reforma doméstica (¿Mirillas de voyeur? ¿Material deleznable? ¿Seis meses de demora?).

En fin. La calle es una fuente de sorpresas. Llevo una vida trepidante.

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