
Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Propaganda hilarante
La aldaba
Alguno concede cien días de respeto y sin críticas a los políticos que gestionan nuestro presupuesto cuando no están haciéndose fotos para las redes sociales, pero no tienen la bondad de asignar ese tiempo de gracia a un Papa. Ciertos personajes sufrieron sarpullidos al comprobar que León XIV nombró tres veces a Francisco en su primera intervención, la que es seguida por medio mundo creyente y también por la otra mitad. Citó al argentino por convicción, de eso estamos seguros. Y seguro que también lo hizo de forma especial tras la omisión del cardenal Re en la misa de inicio de cónclave. Un olvido muy revelador que a muchos hizo temer que era fuerte la corriente de purpurados con pretensiones de frenar los avances de Francisco. No fue así. Y sí ocurrió que el cónclave se acabó pronto y con un buen resultado. No sabremos la intensidad de las votaciones (se especula con que Parolin quedó segundo), pero sí de las congregaciones generales, que son las reuniones de trabajo previo. La amenaza de considerar una excepción el pontificado del argentino era cierta. Hemos tenido suficientes señales de que ese era el objetivo de algunos electores e incluso de otros que han superado ya los 80 años.
León XIV tendrá su sello propio, nunca mejor dicho. Apareció, por ejemplo, con dos de las tres vestimentas tradicionales: la muceta y la estola de los evangelistas que Francisco no quiso usar con el objetivo de lanzar aquella noche de 2013 un mensaje de inmaculada sencillez al mundo. Un estilo que mantuvo todo el pontificado. León XIV no usó los zapatos rojos, al menos esa primera tarde. Parece evidente su fidelidad a Francisco y que pretende guardar ciertos equilibrios en sus primeras horas para no escandalizar a ciertos sectores de la ortodoxia. O, al menos, tenerlos calmados de entrada. En cualquier caso hay que dar tiempo para conocer la senda de este nuevo pontificado. Se verá en los nombramientos de la alta curia. Ahí podría encajar un asiático y, por supuesto, la cuota italiana. En Roma se echa de menos un papa italiano desde 1978. Después iremos viendo los destinos de sus viajes. Si ha confirmado la importancia de la sinodalidad en su primera alocución al mundo, ¿seguiremos con el cultivo del concepto de la periferia? Y, cómo no, conoceremos en otoño su primera hornada de cardenales. ¿Volverá la preferencia de las grandes urbes y de los destinos tradicionalmente vinculados a la púrpura? Sabemos que el Papa se ha emocionado en sus primeros minutos de saludo al mundo. A duras penas pudo contener los gestos. Educación se llama. Y eso humaniza al gran personaje llamado a ser el líder moral del planeta. No ha necesitado de ninguna campaña para resultar cercano. Es la ventaja de la autenticidad.
También te puede interesar
Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Propaganda hilarante
El mundo de ayer
Rafael Castaño
Saltar
La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡España va como un cañón!
Quizás
Mikel Lejarza
¿Para qué sirve la TV pública?
Lo último