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Amedida que se acerca la fecha del Doce y algunos proyectos no avanzan, se oye decir a más gente aquello de "qué mala suerte hemos tenido con la crisis". Efectivamente, con la recesión económica va a ser más difícil sacar adelante muchos de los proyectos que serían deseables para la conmemoración del Bicentenario de la Constitución de 1812. Pero no le podemos echar la culpa de todas las cosas que pasan estos días a la crisis. Es más, estoy convencido de que incluso en época de bonanza económica, como la que vivimos no hace mucho tiempo, también habríamos llegado a los prolegómenos del Doce con la tarea sin hacer. Porque eso forma parte de nuestra idiosincrasia más profunda. Acordémonos de la Exposición Universal de Sevilla de 1992.
En estos momentos deberíamos estar ya frotándonos las manos por la oportunidad que nos presenta la Historia en un momento tan difícil, en lugar de lamentándonos, buscando ideas y salidas a la crisis a través del camino constitucional gaditano. Deberíamos estar contando los puestos de trabajo creados y los que se van a crear durante ese año mágico en lugar de contar los días que se pierden sin hacer nada o las broncas entre administraciones. Deberíamos tener cola de empresas e instituciones interesadas en participar en los eventos y ayuntamientos no sólo de la provincia sino de todo el país deseando tocar de alguna manera esta conmemoración. Y si el tiempo que queda en Cádiz cada vez es menor, en San Fernando ya ni hablamos, que lo tiene a la vuelta de la esquina.
¿Qué pensarían, si nos vieran, los diputados de la época que participaron en La Isla y en Cádiz en aquellos momentos en la elaboración de 'La Pepa'? Gentes que escribían a la luz de las velas, que no tenían coche oficial ni chófer, ni dietas... y que se jugaron la bolsa y la vida por defender las libertades.
Aunque quién sabe. Como dirían los enteraos de Selu Sánchez-Cossío, "que si mucha libertad... que si mucho Oratorio de San Felipe... que si la soberanía popular... que si la separación de poderes... que si aquellos diputados doceañistas eran unos visionarios..." ¿Visionarios? Pues en lugar de tanto hablar nos podían haber dejado organizado el Bicentenario.
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