La última moda en los establecimientos hosteleros está en escoger términos extranjeros, mayoritariamente ingleses, el idioma de moda en lo del marketing, para sus marcas. Así es habitual encontrar términos como experience para restaurante, bakery para panadería o pastelería, beachclub para chiringuitos e incluso hemos llegado a ver llamar a un freidor también en guachisnay.

Parece como si a estas personas el español se les hubiera quedado corto para definir lo que hacen, o como si consideraran que el idioma del país en el que viven –y del que viven– no está a la altura de las cosas que hacen.

Parece que se huye de palabras como bar, restaurante o chiringuito como si eso fuera antiguo o como si esas palabras fueran como algo de inferior categoría, antiguo y superado.

Me llama la atención especialmente lo del tema chiringuitos. Ya no abre ningún chiringuito que se llame chiringuito… porque tampoco parecen chiringuitos, es verdad. Lo de comerse unas buenas sardinas a la plancha o unos boquerones bien fritos no se lleva, no es “instagrameable” como dicen ahora los gurús de todo esto de la imagen. Ahora importa más que las cosas parezcan buenas, más que que lo sean. A mi juicio esto es contraproducente. No hay peor publicidad que hacer una magnífica foto de algo que no vale ná, porque después la reacción del comensal es aún más dura, se siente más decepcionado.

Lo mismo opino de la palabra bakery para designar una panadería o una pastelería. Los dos últimos términos me paracen además fonéticamente preciosos y creo injusto que se renuncie a ellos, más cuando creo que Andalucía tiene una importante tradición panadera y pastelera.

No comprendo muy bien esta fobia hacia lo propio, una vuelta a esa idea, que tanto daño nos hizo en su tiempo, de que lo bueno es lo que viene de fuera y no lo que se hace aquí. No dudo de que muchas veces sea así, pero en ocasiones hay cosas locales que están muy bien hechas.

No creo que sea buen camino renunciar a nuestra cultura. No me gusta que se tienda a internacionalizar todo y a que haya tataki y tacos mejicanos hasta en las ventas más escondidas de la provincia. No comprendo por qué lo de la carne mechá suena antiguo y ahora todo el mundo pone pulled pork. Como diría el gran Libi de Cádiz, “qué de tonterías pa salí en el Carnaval”.

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