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tribuna

Javier Sánchez Rojas

Presidente de la Confederación de Empresarios de Cádiz

Estrategias para superar un jaque

El presidente de la CEC, Javier Sánchez Rojas

El presidente de la CEC, Javier Sánchez Rojas / Lourdes de Vicente

Las crisis no vienen para quedarse. Podrá parecer una obviedad, o quizás una afirmación excesivamente optimista, especialmente estos días en los que nuestra preocupación está en el impacto sanitario del coronavirus, y muy especialmente en lo más preciado que tenemos: la vida y la salud de las personas.

A pesar de la crudeza de estos días, de la acelerada coyuntura de cambios en nuestra, a veces, cómoda realidad, las llamadas “zonas de confort”, sabemos que tenemos una obligación a futuro, espero que cuanto antes: levantarnos, superar esta inestabilidad y llevar a cabo una verdadera revolución, no de boquilla, sino de cambios para superar la situación.

Encontrar una nueva normalidad, distinta seguramente a la que estábamos disfrutando. Con nuevos roles sociales y globales, con nuevos planteamientos personales y vitales. Con ánimo y determinación.

Nuestra organización, la Confederación de Empresarios de la provincia de Cádiz, que representa –directa e indirectamente- a unas 19.000 empresas, es consciente del impacto de esta situación insólita, nunca antes vista: una crisis sanitaria sin precedentes en la historia reciente. Tremendas consecuencias que, a nuestro nivel, estamos evaluando mediante una encuesta realizado a lo largo de las dos últimas semanas entre nuestras empresas asociadas.

Un escenario pandémico, en el que, día a día, nos enfrentamos a la dura realidad de la pérdida de miles de vidas humanas. Irremplazables. Y al mismo tiempo, desde la esperanza en la evolución positiva de enfermos afectados y las muestras de solidaridad y colaboración puestas en marcha desde todos los ámbitos. También desde las empresas.

Un jaque en toda regla, pero no un jaque mate, que nos ha obligado a tomar decisiones sin un manual previo. Y, por lo tanto, no todas acertadas ni suficientemente armonizadas. Pero sí con un elemento de una enorme fortaleza: la unidad, el consenso, el seguimiento de las medidas adoptadas. Con una postura firme, todos a una contra el virus. En primera línea de batalla, o en la retaguardia de nuestros hogares, impidiendo su propagación.

La unidad, acción común, afán de superación, constancia y responsabilidad, deberán seguir siendo los mecanismos, imprescindibles, de engrase de nuestra sociedad. Con ellos daremos la vuelta a la partida.

Y, junto a todos los anteriores, la capacidad de anticipación para acertar en las medidas. Evaluar, aprender de la experiencia, sacar conclusiones y protegernos para el futuro.

Los empresarios, que en algunos momentos –afortunadamente minoritarios y superados- hemos sido denostados por sectores ideológicos sustentados en rencores y estereotipos, estamos dispuestos a volver a demostrar nuestro compromiso. Centrándonos en nuestra provincia, el 85% del empresariado está compuesto por hombres y mujeres al frente de pequeños y medianos negocios. Y una cantidad muy significativa con fórmulas empresariales muy sencillas, especialmente autónomos.

A lo largo de estas cuatro semanas nos hemos adaptado, en la medida de lo posible, a una situación sobrevenida. Caída de la demanda, decreto de cierre de actividades no esenciales, adopción de medidas de protección de nuestras plantillas, teletrabajo, preparación de expedientes de regulación para intentar congelar la actividad hasta que remita la crisis sanitaria, y un largo etcétera de casuísticas.

En este escenario, la CEC se ha puesto a disposición, no solo de nuestro tejido asociativo, sino también de las instituciones públicas, especialmente las más cercanas al día a día de nuestras empresas.

El duro dato de desempleo de marzo necesita la adopción de medidas extraordinarias. Orientadas a planes de reactivación bajo premisas de flexibilidad. Solo las empresas, si reciben estímulos adecuados, podrán mantener y volver a crear empleo de manera sostenible. En cantidad y calidad.

Debemos prepararnos para mejorar el contexto económico, ahora incierto, pero creciente cuando finalicen las medidas de hibernación social y de actividad productiva.

Habrá que ampliar las medidas económicas, abarcando situaciones muy concretas. Poniendo foco en lo micro, las pequeñas empresas y autónomos, los más vulnerables de esta crisis. Más que nunca se necesita el respaldo de las instituciones públicas, de manera eficaz y coordinada. Apuntando alto, a la esperada V, o a la más realista U de corto recorrido en la parte baja.

En primera instancia, liquidez a corto plazo para volver arrancar con fuerza. Pero después otras muchas medidas para que el motor de la economía recobre brío.

Si las medidas no son eficaces, las empresas rentables no podrán superar este KO temporal, convirtiendo este problema coyuntural en permanente.

Pedimos, reclamamos, sentido común, serenidad, unidad, apostar por quienes tenemos la experiencia, normas orientadas al crecimiento, confianza, agilidad, adaptabilidad…

Las empresas son un activo fundamental en nuestro modelo de sociedad que están dando muestras de su compromiso. Apostemos por ellas para superar esta crisis.

Con determinación, optimismo y realismo.

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