Turismo Cuánto cuesta el alquiler vacacional en los municipios costeros de Cádiz para este verano de 2024

Gafas de cerca

Tacho Rufino

jirufino@grupojoly.com

El bacalao del turismo

El Caso del bacalao es una historieta de Mortadelo y Filemón de 1970. Alguien está regalando bacalao a los comerciantes de la ciudad, que se vende al público a duro el kilo. Tan barato, todo el mundo lo consume, con la sed que da eso. Por orden de la agencia de nombre la T.I.A., lo detectives indagan sobre la sospechosa situación, detrás de la que resulta estar el mafioso Lucrecio Borgio, que pretende simultanear la sed generalizada con la voladura de las tuberías de la ciudad, previo acopio de toda el agua disponible por parte de la banda criminal, que pretenden revender el líquido elemento embotellado y a precio de oro. Un esquema de conspiración que no dista mucho en esencia –sin befa ni mofa: es cine negro– del peliculón de Polanski Chinatown, cuya trama tiene que ver también con la escasez del agua en Los Ángeles, la corrupción y los intereses inmobiliarios de otros mafiosos que no son Borgio. (Por cierto, hablando de agua: el jueves, en la presentación del Anuario Joly 2023, el presidente de la Junta, Juanma Moreno, se explayó, en inconfundible modo campaña, sobre la sequía y la importancia que eso tiene para la economía andaluza del sector primario y agroindustrial, cifrando en 140.000 los puestos de trabajo perdidos si la cosa sigue así. No necesitó mencionar las palabras “fresa” y “Doñana”.)

Ayer por la mañana, un vecino emulaba la conspiranoia cachonda del as del tebeo Francisco Ibáñez y el contubernio gansteril de Chinatown; más bien la primera, aunque él nos lo explicó muy seriamente: nos hablaba sobre la creciente desnaturalización del centro de la ciudad de la mano del supuesto salvador de nuestra economía, el turismo; da igual la ciudad: el esquema será el mismo. Su aportación era que detrás de la degradación de los centros históricos y sus crecientes circunferencias concéntricas y expansivas hacia los barrios, no eran sólo la gentrificación y el cartón piedra los males causados por la industria del viajar sin necesidad y de la mano del muy democrático bajo coste, sino que detrás de este proceso estaban las fuerzas del mal, como en el Caso del bacalao y en Chinatown: fondos financieros que, de la mano de cómplices políticos corruptos, iban devaluando las zonas históricas y monumentales de ciudades y pueblos con belleza o abolengo, para acabar por quedarse, a precio de saldo, con todos los inmuebles valiosos y, alehop, comenzar a especular con ellos, forrándose. Por el camino que vamos, no harán falta tramas mafiosas para la degradación de los intramuros, ni habrá pelotazo alguno. Bacalati con tomati.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios