Con la venia

Fernando Santiago

fdosantiago@prensacadiz.org

Transporte público

Todo es susceptible de empeorar, a la espera de que alguien sea capaz de poner en marcha el tranvía

En 1987 al equipo de gobierno de Carlos Díaz se le ocurrió la infeliz idea de poner un aparcamiento subterráneo en la Plaza de San Antonio. Algunos advertimos que aquello iba a suponer la invitación a que muchos conductores llegaran con sus vehículos privados hasta el centro. En el transcurso de las obras se descubrió un columbario romano que no se conservó pese a las protestas. El entonces delegado de Cultura de la Junta, Sebastián Saucedo, le restó importancia. Le replicó el diputado de IU Manolo Gómez de la Torre que él estaba capacitado para entender a Saucedo porque era profesor de educación especial. El aparcamiento se terminó y este verano se han visto las consecuencias de aquello, calle Buenos Aires, Zaragoza y medio Casco Antiguo bloqueado. Como el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, el PP promovió el aparcamiento de Santa Bárbara, filtraciones incluidas, en el extremo de la ciudad. Desde que en 1982 se hizo el Documento de Coordinación del Planeamiento Urbanístico de la Bahía los técnicos insistían en que el mejor camino era fomentar el uso del transporte público. Desde aquel lejano día de hace 40 años el único cambio real ha sido la puesta en servicio de los catamaranes que cruzan la Bahía los días que el viento lo permite, y el carril bici. No se ha puesto el tranvía, no se han coordinado servicios y tarifas, no se han aumentado las cercanías ni se ha aumentado la frecuencia de los autobuses urbanos e interurbanos. Mucho peor: se hizo un puente nuevo que suponía otra invitación a venir a Cádiz en coche, con 500 millones de coste y una plataforma para el tranvía que ni se ha usado jamás ni parece que vaya a tener uso en un futuro cercano, a mayor gloria de Dragados y Tito Floren. Así que cuando el miércoles pasado se produjo un colapso absoluto en la ciudad hay que recordar que si no se aplica una política de fomento del transporte público es probable que el año que viene volverá a ocurrir. Eso sí es una mala noticia para Cádiz, eso sí contribuye a la mala imagen de la ciudad, con la pasividad del equipo de gobierno y la responsabilidad de todos los partidos sin excepción.

Se ha primado al vehículo privado, a la obra pública, en lugar de pensar en la singularidad de Cádiz como una isla con las limitaciones naturales para absorber tanto coche. Conviene no olvidar que el PP quiso hacer un aparcamiento en la plaza de la Catedral y otro bajo el Mercado Central, que todavía está pendiente el que el PGOU le ha regalado a la Iglesia en los jardines del Obispado. Todo es susceptible de empeorar, a la espera de que alguien sea capaz de poner en marcha el tranvía, por decir algo, 13 años de espera nos contemplan.

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