Toreros en política

La profesión de torero tiene unas virtudes que pueden ser aprovechadas por nuestra maltrecha clase política

Es conocida la anécdota de Juan Belmonte, cuando al coincidir en un acto tuvo noticia de que un antiguo banderillero suyo era en ese momento nada menos que gobernador civil de Málaga. Al marcharse, cuentan que otro de la cuadrilla le interrogó por el insospechado ascenso del compañero, “¿cómo ha podido llegar este hombre de banderillero a gobernador?”, a lo que el maestro respondió sentencioso: degenerando…

Vicente Barrera, torero valenciano de dinastía, y flamante vicepresidente y consejero de cultura de la Comunidad Valenciana, no responde exactamente al perfil del banderillero de Belmonte. Ya cuando con cierta edad cruzó la Puerta del Príncipe a hombros de los aficionados en la tarde de su debut como novillero en 1994 (con un estilo, yo lo vi, más amanoletado que belmontino), era licenciado en Derecho. Y él mismo contaba en las entrevistas de la época, con una formación y un aplomo inusuales en la novillería, que se consideraba un torero tardío, pues en su primera juventud nunca se había planteado seguir la estela de sus mayores.

La noticia reciente de su nombramiento tras los pactos del PP con Vox en Valencia han motivado comentarios de todo tipo, entre los que menudean los maliciosos y despectivos, con expresa invocación a su condición de matador de toros, ilustrados a conciencia con fotografías taurinas para darle un toque costumbrista lindando con lo kitsch a la noticia. Se quejaba la otra mañana el presidente Sánchez del desequilibrio ideológico en los medios, pues que mire el tratamiento que sus afines, tan pulcros ellos, otorgan a las noticias en cuanto tienen el mínimo contacto con la Tauromaquia.

Al contrario de lo que se lee y oye por ahí, yo creo que la profesión de torero tiene una serie de virtudes que, por desgraciadamente escasas, pueden ser perfectamente aprovechadas por nuestra maltrecha clase política. Suelen ser gente trabajadora, que viene de abajo, con humildad e ilusión; conocen el riesgo de primera mano, y precisamente por eso, detectan los problemas y son rápidos en la ejecución para solucionarlos; como tratan con mucha gente desde muy jóvenes, de distinta condición, suelen desarrollar un sentido de la responsabilidad y de la inteligencia poco común. No sé si estas condiciones se dan en Vicente Barrera, barrunto que algunas sí, pero de lo que estoy seguro es que no son precisamente las más dominantes en la política española contemporánea.

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