En el listado de citas que nunca se pronunciaron, hay una que se atribuye al Rey David. Cuenta la leyenda urbana que en cierta ocasión, mientras tocaba el arpa, el Rey David se enfadó por algún motivo y, tras ponerlo de manifiesto, dejó de tocar y tiró el arpa. Aunque no ocurriera en la realidad, la expresión ha permanecido y se utiliza para expresar enfado y abandonar algo que se esté haciendo.

Puede emplearse cuando se está practicando algún juego y alguien hace trampas cambiando las reglas. Al principio se dice: "vale, acepto pulpo como animal de compañía", que significa que se admite en esa ocasión para no llegar a una situación incómoda. Pero cuando se insiste una y otra vez en cambiar las reglas del juego durante la partida, es cuando la paciencia se agota y se tira el arpa.

Es lo que está pasando con nuestros universitarios. Lo último ha sido cambiar las reglas de las becas Erasmus cuando ya los estudiantes están en el extranjero. Inconcebible.

Los avances en materia universitaria han conseguido que ahora los estudiantes no sepan cuántas asignaturas tienen que aprobar para renovar o conseguir su beca. No saben tampoco si aprobando todas las asignaturas la van a obtener, porque será en agosto cuando se fijen las reglas de juego con el curso académico ya concluido y sin posibilidad de rectificar nada. Tampoco saben cuánto va a disminuir la cantidad que se percibe por la beca ni cuál será el precio de las tasas de matrícula para los repetidores. Las reglas de juego cambian constantemente, sin avisar y durante la partida. Eso es hacer trampas.

Afortunadamente a la Comisión Europea no le gustan las trampas, y ha obligado a que se respeten las reglas del juego en el caso de las becas Erasmus haciendo que el Ministerio rectifique de un día para otro.

A lo mejor el camino es ese: denunciar en Europa que la política de becas en España es un continuo cambio de las reglas del juego, con improvisación y falta de rigor. Un sinsentido. Después, ya hablaremos del arpa.