Crónicas levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

Terrible pareja

Los daminificados del comportamiento de Pablo Iglesias son tantos como quienes caben en Vistalegre, pero ni incluso así cambiará. Ése es el auténtico problema que preocupa a Pedro Sánchez, el Gobierno socialista no puede tener como ministro a Iglesias porque lo reventará por dentro, la primera semana se vestirá de hombre de Estado y, a la siguiente, querrá meter canastas de tres, asaltar los cielos, abrazar a Maduro, comprarse un apartamento en Manhattan o multiplicar por cinco el salario mínimo interprofesional. Enviar a Echenique a Marte. La suma de los diputados de Podemos con el PSOE servirá para investir a Pedro Sánchez, pero no forja ni un Gobierno ni una legislatura, será el desastre, gasolina para las tertulias, guión para los humoristas, otro juguetito roto de Pablito. Digámoslo: Iglesias no está preparado emocionalmente para formar parte del Gobierno. Por eso Pedro Sánchez no duerme, sabría contorsionarse ante el PNV junto a Coalición Canaria, guiñar a ERC sin mojarse, construir el AVE a Santander, obviar a Bildu; eso es la geometría variable, pero Iglesias sólo aventura el caos y el capricho. La investidura no será sencilla, vendrán dos y tres votaciones. Y cuatro, y aumentarán las presiones sobre Ciudadanos. No se repetirán las elecciones porque nadie las desea, pero relájense que esto va para rato.

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