El teatro es, posiblemente, una de las artes más puras. Un escenario, un decorado, un texto y unos actores que deben interpretar en directo unos diálogos que en otras disciplinas, por ejemplo el cine o la tele, pueden darse el lujo de equivocarse para hacer una nueva grabación. En el teatro, en su ficción, todo es más veraz. O lo parece, que también se guardarán para sí sus trucos y sus recursos ante cualquier contratiempo. Pese a estar confinados, puede ser tiempo de teatro. Junto a compañías, como Pentación, que ofrecen online muchas de sus producciones, está ese archivo no secreto que forman los Estudio 1 de Televisión Española, aquel teatro por derecho que ahora se puede recuperar con un simple clic (YouTube). Recomendación: vean Doce hombres sin piedad, con una docena de actores como la copa de un pino cuya trama sirve, de paso, para darle una pensada a tantos prejuicios y decisiones tomadas en la vida a la ligera.

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