LÍNEA DE FONDO

Adrián / Tarín / Artarin@diariodecadiz.com

Una 2ª B de Primera División

Seis equipos de la categoría de bronce han militado en la actual Liga BBVA en lo que llevamos de siglo

NO es demasiado difícil comprobar cómo, al echar un ojo a los grupos de la 2ª División B de esta temporada, se nos escapa una pequeña sonrisa nostálgica. Cualquiera que tenga al menos diez años de afición futbolística conocerá a cinco o seis equipos de Primera hoy abocados al pozo sin fondo de las categorías no profesionales. Y si, además, coleccionaba los cromos de moda, tendrá en mente los escudos y los nombres de míticos futbolistas.

Todavía sigue en nuestra memoria la final de la UEFA en que el Alavés, como el escorpión, se clavó el aguijón en el centro del pecho con un testarazo a su propia red, cediendo ante el Liverpool en el último minuto. O cómo el Oviedo de Onopko, del fallecido Dubovsky y del pelado Dely Valdés, llenaba las gradas de azul en cada estadio que visitaba.

El pelotazo al linier de Zalazar en su breve estancia en Primera, la ilusión de los cadistas con la que afrontaron la jornada de apertura de la Liga 2005-06 contra el Real Madrid, con el gran Ali Oli sobre el campo, o la calva del rumano Stelea bajo los palos del Helmántico, con un Salamanca que se ganó a pulso el apodo de matagigantes, continúan en nuestra retina. Y quién puede olvidar al Euro-Tenerife de Felipe, Juanele y compañía, que tras una remontada histórica a la Lazio no pudo superar en semifinales al Schalke'04 alemán.

Todos estos clubes no sólo tienen en común haber estado recientemente en Primera División sino que, además, han descendido a los infiernos con polémica o con una trágica rapidez. El Tenerife y el Cádiz son prueba de ello, descolgándose de la primera categoría hasta la actual en sólo dos o tres años.

Así, en nuestra memoria quedan los tiempos de gloria de unos equipos que hoy lloran por sobrevivir deportiva y económicamente. No obstante, se presenta un campeonato con un atractivo inusual, con unos previsibles playoffs de ascenso de infarto, y con encuentros en los que, si relajamos la mente y recordamos otros tiempos, podremos trasladarnos, oníricamente, a la Liga de las Estrellas.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios