Estimado señor González, hace ya casi nueve meses, se produjo en el Salón de Plenos del Ayuntamiento, un acto en el que fue usted investido alcalde de Cádiz. En ese acto se le entregaron una serie de símbolos como el bastón de mando, con el que usted se asomó al balcón del Consistorio, lanzando consignas mientras lo agitaba lleno de emoción.

Sentimos decirle que ese bastón no es más que una pieza de madera, si no se entiende aquello que representa. Porque junto a todos esos símbolos materiales recibió usted algo mucho más importante. Se le entregó la responsabilidad de representar al pueblo de Cádiz. A todo el pueblo de todo Cádiz. Y la obligación de revestirse de la categoría necesaria para estar a la altura del cargo. De "ponerse el traje" de alcalde de Cádiz. Y eso todavía no lo ha hecho.

Ha llegado el momento, señor González, de ponerse ese traje de alcalde. Y así se lo exigimos. No solo el que se compró en Eutimio, sino el institucional. El que venía con el bastón de mando y que está hecho de la tela de la categoría necesaria para ocupar el cargo que usted ocupa.

Ese traje lleva una serie de bolsillos con un montón de cosas, unas que le gustarán más y otras menos, pero todas inherentes al cargo. Lo sentimos pero el traje es el que es y no se puede confeccionar a medida ni ser sustituido por una camiseta. Debe ser llevado con dignidad y con orgullo y sobre todo con la categoría que supone ser el alcalde de Cádiz, como cantaba su comparsa.

Y esa categoría necesaria le obliga a actuar en nombre de todos los gaditanos y en representación de Cádiz, ciudad que decidió en el mandato anterior entregar un premio a la libertad a unas personas que hacen oposición en Venezuela. Y si Cádiz ha decidido eso, usted tiene que cumplirlo. Lo sentimos pero venía con el traje. Igual no se lo dijeron cuando lo aceptó, pero ya es hora de que alguno de sus muchos asesores se lo recuerde.

Sentimos decirle también que el traje que lleva no permite esconderse, porque luce con el brillo de la categoría que esta ciudad ha tenido y debe volver a tener. Una categoría que exige que un premio que otorga la ciudad de Cádiz sea entregado con los honores que merece. Porque sin el acto correspondiente, la entrega de ese premio se convierte en un mero acto administrativo de entrega de un sobre, y para eso ya tenemos a Correos.

Y no puede entregarse a escondidas en una pequeña sala de un edificio a más de 650 kilómetros de distancia sin la presencia institucional que merece, porque lo ha convocado usted a la misma hora en que los representantes del pueblo de Cádiz están trabajando por la ciudad en el Pleno, que es lo que deben hacer.

Por eso le decimos, señor González, que usted "no nos representa". Era uno de los eslóganes del 15-M. ¿Se acuerda? Gritado con rabia por miles de indignados en plazas y calles de toda España. Pues es la misma sensación que tenemos ahora cuando le vemos determinadas acciones como alcalde de Cádiz. Y también nos sentimos indignados.

Indignados porque sus acciones no corresponden con el cargo que ocupa. Cargo por el que representa a todos los gaditanos. A todos, no sólo a los que piensan como usted. Porque no sólo es alcalde de La Viña o Puntales, también es alcalde de la Avenida y Cortadura, por mucho que le moleste. Pero parece que de eso no quiere enterarse.

Por ultimo, señor alcalde, recuerde siempre que ese traje no es un disfraz de Carnaval. Es una prenda noble y debe ser llevada con dignidad, orgullo y valentía. La dignidad que merece Cádiz y todo lo que representa. El orgullo de ser el representante de todo el pueblo de Cádiz. Y la valentía para afrontar todo lo que lleva inherente el cargo, lo que le guste y lo que no.

Y si hay que entregar un premio a alguien cuyas ideas no comparte, habrá que hacerlo. Lo sentimos pero venía con el traje. Y si no le apetece, quítese el traje. Pero por favor no lo ensucie que hay muchos gaditanos que estarían muy orgullosos de llevarlo. Gaditanos que hoy están muy indignados.