¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

Petro y el fin del mundo

Tan anticientífico es el negacionismo ramplón como esta nueva escatología que está elaborando la izquierda

ES curioso lo que me recuerda Gustavo Petro a algunos jesuitas progresistas de mi infancia. Su discurso es una continua filípica disfrazada de palabra amiga y sus ademanes delatan el profundo complejo de superioridad moral que padece. Da igual que el antiguo guerrillero (eufemismo con el que la izquierda nombra a los terroristas de su cuerda) guarde algunos ataúdes en su conciencia. Él siempre se sentirá por encima de los demás. Conozco esa canción.

Después está todo ese asunto inane del frac, un traje-fósil que antaño marcó la gala civil nocturna de los patricios y que hoy prácticamente ha quedado para cenorrios de Estado, conciertos austrohúngaros y alguna boda de altísimo copete. La negativa de Gustavo Petro a vestirlo sólo se puede interpretar como un acto de soberbia y arrogancia. En su gesto, por supuesto, hay mucho de leccioncita a los demás y, por supuesto, de populismo indumentario. Dice que el frac tiene que ver con las "élites y la antidemocracia". No más que todos los privilegios de los que disfruta Petro por ser presidente de Colombia y a los que no renuncia. Se comprende que Petro, como Don Calogero en El Gato Pardo, se sienta incómodo y disfrazado con ese atuendo, pero un jefe de Estado no sólo debe serlo, sino también parecerlo, sobre todo cuando representa al país que lo ha elegido. En fin, como diría mi abuela, boberías.

Yo, la verdad, pensé que, pese a todo, Petro era un hombre con una valentía forjada en las selvas y trochas de sus años violentos, pero me ha decepcionado. Todo lo gallo que se mostraba en su país para criticar el "yugo español" se convirtió en tibias apelaciones a la amistad hispano-colombiana nada más pisar la antigua metrópoli. Eso sí, en su línea clerical y profética, Petro nos dejó espantados anunciándonos en el Congreso la próxima extinción de la humanidad. Tan anticientífico es el negacionismo ramplón de los problemas ambientales y climáticos como esta nueva escatología que está elaborando la izquierda. Por las leyes naturales el sapiens se extinguirá algún día, pero no hay ninguna evidencia científica de que esto vaya a ocurrir próximamente. Es decir, que lo que Petro practicó en el Parlamento fue puro alarmismo climático. Y sus señorías (no todas) aplaudiendo (¿o habría que decir balando?).

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios