La ciudad y los días

carlos / colón

Gitano

CUANDO empezaron las reclamaciones contra la Real Academia por mantener en su Diccionario palabras ofensivas para las mujeres y las minorías religiosas o étnicas, su secretario dijo: "Lo que nunca hará el Diccionario de la Lengua Española es suprimir palabras que se usan porque sean ofensivas o desagradables… Sería el fin del diccionario y el comienzo de una secuencia que no tiene fin… Podemos revisar definiciones, pero la Academia no inventa palabras ofensivas ni las promociona". Tenía razón. Pero eso no impidió que se revisaran acepciones machistas que respondían a un anterior estado de cosas felizmente superado.

Parece que los gitanos tienen menos fuerza que las mujeres. Tal vez porque sean menos o porque los prejuicios contra ellos estén más arraigados. En la nueva edición del Diccionario engaño se sigue relacionando con gitano y gitanada; y gitano con trapacero que, según la Academia, es alguien que pretende engañar en un asunto con astucias, falsedades y mentiras. Los afectados, como es lógico, han protestado. La Academia les ha respondido afirmando que está obligada a ofrecer "el repertorio más fiel que sea posible de las palabras que los hispanohablantes usan libre y espontáneamente en todas sus acepciones".

De acuerdo. Pero también tiene la obligación de establecer el correcto uso de las palabras. Y utilizar gitano por engaño supone un uso incorrecto. El habla común identificaba gitano con engaño a causa de un prejuicio racista. Luego el Diccionario debe especificar que se trata de un incorrecto uso despectivo y, como ha pedido la asociación Gitanas Feministas por la Diversidad, debe añadir que tiene connotaciones prejuiciosas; así quien consulte el Diccionario no se sentirá autorizado por la Academia para seguir identificando a los gitanos con los trapaceros.

En España siguen existiendo actitudes racistas contra los gitanos. Que por su marginación algunos delincan (también en Estados Unidos hay más negros que blancos encarcelados: la marginación genera delincuencia), que hayan fracasado políticas de integración o que algunos se nieguen a integrarse no autoriza la generalización. Vincular actitudes negativas a una minoría étnica es la esencia del racismo. Por otra parte, que yo sepa, ni Rato, ni Bárcenas, ni Pujol, ni tantos que estos días son noticia vienen del templo de Salomón trayendo las leyes del faraón, que decía la grandísima gitana de Jerez.

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