Le tengo especial cariño a los pioneros, a los primeros que se atreven a hacer algo, y Curro El Cojo como se le conocía en medio mundo fue uno de esos valientes que se atrevieron a pisar por donde nadie lo había hecho.

Sus hallazgos no fueron descubrimientos médicos, ni abrió nuevos caminos en la robótica o en la física cuántica, pero lo que hizo sí contribuyó a que muchos nos los pasáramos bien y descubriéramos cosas tan importantes para el bienestar de la humanidad como el lomo en manteca. Fíjate si el guiso ha ganado importancia que ahora tiene hasta un día internacional.

Recuerdo, cuando era pequeño que mi padre me llevaba, sabiendo de mis debilidades, a conocer lo que habían puesto "de la Sierra de Cádiz" en el paseo marítimo. Francisco Durán Valle, Curro El Cojo, como la crueldad de los motes andaluces lo había bautizado, ponía por entonces unos grandes tacos de carne metía en manteca acompañada de pan cateto, un paisaje hasta entonces inédito en la Bahía de Cádiz.

El público llenaba el establecimiento que estaba en lo que es hoy el Arteserrano. Ibamos guiados por dos grandes razones, primero por ese placer que tiene siempre conocer lo desconocido y, por entonces, el lomo en manteca era en Cádiz toda una novedad. La segunda razón es por esa debilidad que siempre hemos tenido los humanos por el "gigantismo" alimenticio. Curro era generoso en las raciones y eso también gustaba a los que nos gustaba salir por la puerta de su restaurante con una sonrisa que traducido resultaba estoy hasta arriba.

Curro también fue innovador en la Sierra de Cádiz cuando también se sacó de la chistera sus surtidos de chacinas al que bautizó como entremés y que llevaba morcones de chorizo y de morcilla, lomo en manteca, chorizo en manteca, caña de lomo y jamón del bueno, aquello más que entremés era "entreaño" de lo que alimentaba.

Guardaba en su casa todo un museo sobre su vida al pie de los mostradores. Le gustaba contar cosas de Rocío, su mujer. Él la llamaba así aunque su nombre era Rosario Arias y te enseñaba orgulloso el libro de visitas de su establecimiento por el que habían pasado gente famosa que descubrieron las bondades del abajao de Arcos, una sopa de espárragos bastante contundente que servían en el establecimiento o los guisos con perdices.

Curro, que nos ha dejado hace unos días, merece el reconocimiento de los pioneros, de los que se atrevieron. Gracias a él muchos descubrimos lo que es el lomo en manteca… y eso tiene mucho mérito.

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