Esto (no) es Carnaval

Ha sido un Carnaval forzado y muy descafeinado para justificar un Concurso que apenas salvó los muebles

Esto, lo que hemos vivido esta semana, no es Carnaval. Llámenlo fiesta atípica o como le quieran llamar, concurso por accidente o capricho del destino, pero no es Carnaval. Por su propia naturaleza y su concepción, el Carvanal es una fiesta de invierno. El ambiente carnavalero en la calle, entre tanto calor y sofoco, fue tan forzado como celebrar la Navidad en agosto o la Semana Santa en septiembre. Durante dos años se cancelaron las fiestas en todo el país, pero aquí no se quiso esperar a 2023 para volver con garantías. Esta fiesta de primavera sólo ha servido para justificar un COAC que, nos guste más o menos, gobierna la ciudad, y ni el buen pregón de India Martínez, ni la cabalgata lo pudieron disimular. En Cádiz mandan las coplas del Falla y ni siquiera un marciano podría ignorar hasta qué punto el Carnaval está sometido al imperio del Concurso. Esta fiesta de primavera, más triste que un jardín sin flores, lo ha dejado claro. Para los aficionados menos exigentes y más localistas, el COAC 2022 tal vez haya salvado los muebles. Pero el espíritu festivo en la calle ha sido un rotundo fracaso porque no hubo ni ganas. Este año faltó hasta la polémica carpa, no se celebró el lunes de coros y casi no aparecieron las ilegales. Ha dado auténtica pena ver algunas callejeras valientes, por las esquinas, pidiendo a los que salían al paso por esas calles casi desiertas que se parasen a escuchar. Si sumamos el poco tirón que este año han tenido las agrupaciones del COAC desde los tablaos, apaga y vámonos.

Tampoco el Ayuntamiento, empecinado en nadar contra corriente a un alto precio, ha exhibido reflejos, por ejemplo, para adelantar la cabalgata al sábado. El lunes festivo ya se celebró en febrero y era más que previsible el pinchazo de público del pasado domingo. Al día siguiente había que trabajar y los pequeños tenían clase, por lo que se echaron en falta muchos aficionados de la provincia y de la capital. Seguramente muchos más gaditanos se habrían asomado a la cabalgata el pasado sábado, pero regresar a Ubrique un domingo, a las once de la noche, no resulta atractivo. El pasado fin de semana tampoco funcionó el carrusel de coros porque encima se dispersó. Sólo a última hora se vio claro que la mejor opción era celebrarlo alrededor del mercado, dada la escasez de público. Sólo el viernes y este pasado sábado se animó la cosa, con más ambiente en las calles, sobre todo en los alrededores de la plaza y la Viña.

El Concurso tampoco pasará a la historia. Supo a poco y se echaron en falta agrupaciones punteras. Las actuaciones fuera de Cádiz, metidos en pleno verano, serán contadas y para los de siempre. Los ensayos para 2023 están a la vuelta de la esquina y apenas queda tiempo para hacer caja. La ausencia de carnavaleros de otras latitudes ha sido una pena y al final se ha vivido un COAC en familia, descafeinado como las últimas Fallas de septiembre pasado. Es lo que hay.

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