Turismo Cuánto cuesta el alquiler vacacional en los municipios costeros de Cádiz para este verano de 2024

En 2015 un grupo de jóvenes que habían estado en las acampadas y las movilizaciones del 15M decidieron presentar una candidatura a las elecciones europeas encabezada por un profesor de Ciencias Políticas asiduo a las tertulias televisivas. De número dos apareció la representante del único grupo organizado dentro de esa amalgama llamada Podemos, Teresa Rodríguez, de la organización trostkista Izquierda Anticapitalista. Este partido se había presentado a las elecciones municipales gaditanas de 2011 encabezado por la misma Teresa Rodríguez, con el resultado de 700 votos. En aquel momentos los vientos soplaban a favor de esta fuerza joven y disruptiva heredera de los acampados que querían cambiar el mundo. Presentaron una plataforma radical (pedían, por ejemplo, la nacionalización de las empresas eléctricas y la salida de España de la OTAN o la UE). Tuvieron 5 eurodiputados, más que IU que desde entonces no levanta cabeza, por más que coqueteaban con los del 15M (todavía recuerdo a Sebastián Terrada saliéndose del pleno de toma de posesión para hablar con los del 15M que estaban en San Juan de Dios). De asaltar los cielos a colocar a los amigos (¡y las novias!) se dio paso alardear de piso en Vallecas y vivir como los currantes a comprar una suntuosa mansión en Galapagar. Ese punto fue el momento de ruptura entre el alcalde de Cádiz y la dirección de Podemos, el día que José María González recordó que él seguía viviendo en un piso modesto de La Viña. Ahí se rompió la sintonía que parecía existir entre la dirección del partido y los responsables municipales de Cádiz. Había habido sus roces, claro, como cuando el alcalde promovió la medalla a la Virgen del Rosario o apoyó la construcción de las corbetas para Arabia Saudí en San Fernando (¡que suenen los pitos de las ollas!), ambas decisiones criticadas por Podemos, incluido el nefasto papagayo morado Juan Carlos Monedero, calificado de malaje por José María González. Hasta que se produjo la ruptura abrupta entre Adelante Andalucía y Unidas Podemos de Andalucía. Los caminos se separaron de manera irremediable. Podemos perdió para siempre la imagen virginal de quienes venían a impugnar el sistema por la de unos aprovechados que lo único que querían es su parte en el pastel. González ha mantenido su imagen de tipo sencillo, pegado a las tradiciones gaditanas, un alcalde austero, honrado y, sobre todo, una buena persona, aunque un mal gestor quizás porque ni él ni los suyos creen en las instituciones, son más de megáfonos y manifestaciones. González se parece más en sus costumbres y modo de vida al sindicalista de USTEA que llegó a la alcaldía hace seis años. Eso sí, sigo sin saber si tiene un proyecto para Cádiz, eso que de manera rimbombante llaman "un modelo de ciudad", por no citar algún concejal caradura sin ideología ni principios al que ha dado cobijo. A veces no se puede ser tan buena persona.

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