Análisis

Jesús Almendros Fernández

Los viejos en el cine

Acaba de estrenarse en España Mula, la última película de Clint Eastwood, dirigida y protagonizada por él tenemos la suerte de tenerla actualmente en nuestros multicines. Lo primero que llama la atención es el aspecto físico del actor (y director) al que habíamos visto en tantas producciones de cine del Oeste y todos recordamos en los spaghetti western rodados en España e Italia. Lejos quedan aquellas películas y lejos queda la figura de aquel apuesto actor, serio y duro, pero capaz de enamorar a cualquier mujer con su sensibilidad y ternura. Ahora tiene 88 años (cinco menos que Woody Allen), pero que igual que este, conserva una increíble actividad creativa.

Es curiosa la insistencia con que el cine se ha fijado en hombres mayores (en mujeres también, pero menos), hombres en el último tramo de sus vidas, dispuestos a corregir los errores cometidos en su juventud y madurez. Lo vemos en esta película de Clint Eastwood, pero también en otras como El Cochecito, de Marco Ferreri (1969) con el inolvidable Pepe Isbert; Tomates verdes fritos, de Jon Avnes (1992), Cocoon, de Ron Howart (1985), El Crepúsculo de los dioses, de Willy Wilder (1950), Una Historia Verdadera, de David Linch (1999), Nebraska, de Alexander Payne (2013) o Amor, de Michael Heneke (2012).

Clint Easwood en la película es un viejo, no un hombre mayor de esa etapa de la vida que empieza alrededor de los sesenta años y que duras mas o menos hasta los ochenta, aunque algunos la prolongan aún mas antes de entrar en esa otra etapa en la que uno es ya viejo, sin paliativos. Pero a pesar de todo conserva una lucidez envidiable. Ha cometido errores, pero ya es capaz de admitirlo y asumir sus consecuencias. Es un hombre en toda la extensión de la palabra. Ya no le da miedo el tiempo ni la edad, eso ya lo ha superado, ya ha traspasado esa última línea roja. Ahora solo quiere enmendar en lo posible sus errores. Durante toda su vida, lo principal para él fue el trabajo, pero ahora ha llegado el tiempo de reconocer que se equivocó, que no tenía que haber antepuesto eso a la familia, a su mujer y a su hija. Ahora frente a ellas y su nieta hace examen de conciencia y trata de rectificar admitiendo y asumiendo sus errores con valentía y sin pretenderlo, consigue el perdón de las mujeres de su vida y se dispone a transitar despacio pero seguro de si mismo, hacia el final de su vida.

La actuación de Clint Easwood es portentosa y traspasa la pantalla haciéndonos ver que su figura envejecida no le priva de su carácter, de su porte, de su carisma. Podríamos seguir enumerando muchísimas otras películas con viejos como protagonistas, pero creo que con las reseñadas podemos hacernos una idea de como ha reflejado el cine a los viejos en la pantalla.

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