Turismo Cuánto cuesta el alquiler vacacional en los municipios costeros de Cádiz para este verano de 2024

Al cruzarme con él, el indiferente y adulto saludo despertó algo que hacía años creí olvidado. Cuantos años hacía que nos conocíamos, cuanta distancia por las circunstancias, y aun así…aquel día llegamos bastante temprano, nuestro veraneo comenzaba al final del cole, y terminaba cuando ya apetecía quedarse algunas tardes noches, pero abrigados con la rebeca.

Aún hoy al cruzarme con él se me viene a la memoria el recuerdo del dónde y el porqué, pues eran mis vecinos de verano, los que ocupaban las otras puertas colindantes… aquel año intuíamos que sería el último, y aún no sabíamos el por qué, pero algo nos decía que nos volveríamos a ver, pero no ya como vecinos.

La urba cuya enorme piscina no necesitaba mantenedor, y cuya ausencia de jardines hacían de las zonas comunes un enorme campo de infantiles batallas, acogían cada verano a cientos de veraneantes, los cuales a la sombra de los toldos hacían vida en común. Aun quedan en mi memoria cientos de nombres, cientos de infantiles e inocentes rencillas, vivo el recuerdo de la peregrinación hacia la arena mojada, y el del aterrador regreso a las sombras. Y a pesar de los años, al cruzarme con las adultas sombras que buscaban cangrejos en las rocallas, no puedo dejar de ver a mi vecino de la infancia, el que contaba las horas de la digestión y me esperaba hasta llegar a la mía. A lo lejos, la imagen ya olvidada del club social donde las bolas salían de la talega para anunciar a la niña bonita o los dos patitos, y como no, los rítmicos golpes de las fichas buscando el laberinto en blanco y negro hasta cerrar el juego.

De mi urba ya olvidada aún me queda lo mejor, pues envuelto en aromas de salada merienda de pan y chocolate, siempre estarán vivos los recuerdos de aquellos vecinos con los que de tarde en tarde me cruzo.

Mi urbanización de La Puntilla hace años que dejo paso a dunas y jardines, su enorme piscina sigue activa, y al mirarla con los ojos abiertos de mi corazón, solo hay espacio a mis vecinos, que abrigados en blanco y rojo me devuelven a la vida.

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