Terrazas excesivas

01 de diciembre 2025 - 03:07

La clave para la estricta limitación de las terrazas en los bares, que regirá a partir de ahora en la calle de las Cortes creo que está en la frase incluida en la decisión del Ayuntamiento, que hace referencia a que se han “excedido los límites”, lo que se ha comprobado tras mediciones realizadas por el mismo. Los hosteleros se han declarado indignados, pero ellos mismos deberían de saber que este exceso se produce casi todos los días, en cantidad y calidad. Los vecinos de la zona, que estaban allí antes que los bares, son los principales testigos y sufridores.

Los clientes de los negocios son los menos conscientes de cómo constantemente sobrepasan esos límites, y se comprende porque llegada cierta hora los sentidos y la capacidad de percepción se difuminan, digamos que en la euforia de los momentos compartidos. Pero si uno pasa por allí, ajeno a la alegría comunitaria que propician los líquidos que se consumen, se convierte en fácil y momentáneo notario de la molestia continuada que tienen que sufrir los vecinos.

Está en la obligación de los propietarios de los negocios quejarse también de que estas severas restricciones van a perjudicar sus ingresos, pero quizá el tono escogido es demasiado dramático y, en cualquier caso, es lógico pensar que las limitaciones que ahora se van a poner en marcha muy probablemente no habrían llegado a ejecutarse si la situación no se hubiera desbordado.

Por otra parte, debería el Ayuntamiento estar atento a otras calles, de las cercanías precisamente de su Casa Consistorial, que están sufriendo un fenómeno de aglomeración parecido, y por las que en determinados momentos del día es complicado circular para los peatones que no tienen previsto pararse en la calle a tomarse una copa, como hacen muchos de los usuarios, algo que, según creíamos saber, está prohibido.

Con la pasada pandemia, muchos comprendimos que había que ayudar a un sector, el hostelero, tan necesitado de la afluencia de público, y las terrazas se expandieron casi con la misma fuerza que el virus. La virulencia de la enfermedad pasó, pero la ocupación de la vía pública por mesas y sillas no parece tener vacuna. Y probablemente la necesitemos.

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