La aldaba
Qué clase de presidente o qué clase de persona
Aespaña no la reconoce ni la madre que la parió, tanto que ya me estoy avergonzando de usar esta frase tan demodé. ¿Qué fue de aquel pueblo fiero y gritador? Ahora, una parte importante de la sociedad y de la profesión periodística exhibe una flema británica propia de la última Isabel de Inglaterra. Quizás sea que ya se esté notando la acción pedagógica de la nueva serie de TVE, Ena, la historia de la inglesísima Victoria Eugenia que, como buena reina de España de la contemporaneidad, murió en el exilio. A Su Majestad la presentan, según dicen, como víctima de no pocas violencias machistas. En esto, la monarca no se distingue mucho de algunas militantes del PSOE, un partido que por lo que está trascendiendo acoge a los últimos neandertales españoles que escaparon del apocalipsis sapiens.
La flema de una parte importante de la sociedad y el periodismo español es verdaderamente llamativa. Si un secretario de organización va al extranjero a negociar el Gobierno de la nación con un prófugo de la Justicia que intentó volar el Estado, pues uno se sirve una cup of tea y comenta el último Derby de Epsom. Si, después, ese mismo secretario de organización, junto a otros hombres de altísima confianza del presidente del Gobierno, son sorprendidos en un presunto y desmesurado caso de corrupción, pues uno se sirve otra cup of tea y comenta el último escándalo entre Lady M. T. y el nuevo coronel de la Guardia. Y así hasta que el insomnio sea oceánico. No hay noticia bomba que descomponga el gesto a estos nuevos españoles flemáticos. Todo se comenta como un divertido juego de mesa en el que lo importante es la táctica y la estrategia, no las consecuencias de las mismas.
Pero aún quedan españoles de la vieja España mora. Uno de ellos es José Antonio Zarzalejos, al que entrevistó en estas páginas Juan Manuel Marqués con motivo de la publicación de su último libro La huella de Sánchez. No es Zarzalejos un guerrero de la fachosfera, más bien tiene fama entre el búnker de “moderadito”. Pero su libro es un análisis demoledor de un sanchismo que ha colocado a España en sus niveles más bajos de autorrespeto y salud institucional. Si no tienen dinero o tiempo para deglutir el volumen, lean, al menos, la entrevista del subdirector Marqués. Ya el titular lo dice todo: “Sánchez no tienen ninguna disculpa”.
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