Análisis

carmen pérez

Universidad de Sevilla

Sin sorpresas

No hubo sorpresas. Ayer, y tal y como estaba previsto, tras la reunión de su Consejo de Gobierno, el BCE aumentó los tipos de interés oficiales un 0,5%, dejando la tasa de depósito en el 2,5%, el tipo principal de financiación en el 3% y el de la tasa de crédito en el 3,25%, unos niveles que no se veían desde 2008. Dejó también completamente claro que habrá otro 0,5% de subida en marzo, pero el interrogante es cuánto más dolor infligirá en su lucha contra la inflación: ¿cuántas subidas adicionales en el futuro?, ¿hasta qué nivel? Y, además, ¿cuándo llegue al tope, por cuánto tiempo los mantendrá en esos altos valores? Ante estas preguntas, el BCE sólo afirmó que actuarán "dependiendo de los datos y siguiendo un enfoque en el que las decisiones se adoptarán en cada reunión".

A pesar de la caída de la inflación -desde el máximo histórico del 10,6 % en octubre al 8,5% del mes pasado- el BCE no tenía más remedio que seguir la ruta fijada en diciembre. La inflación sigue muy lejos del objetivo del 2% que tiene marcado. Además, las presiones inflacionarias subyacentes en la Eurozona siguen siendo incómodamente altas. La tasa subyacente, que excluye los cambios en los precios de los alimentos y la energía, y se considera la mejor medida de las presiones de los precios, sigue manteniéndose en el máximo histórico del 5,2%.

Y otra razón para persistir en el endurecimiento monetario es que la economía ha demostrado ser más resistente de lo que se esperaba. Según los datos adelantados de Eurostat, la zona del euro se expandió un 0,1% en el último trimestre, desafiando las expectativas de contracción. Gracias en gran medida a un invierno excepcionalmente suave y a los excelentes resultados de Irlanda, en el último trimestre la zona euro registró un crecimiento inesperado, cerrándose 2022 con un crecimiento del 3,5%. También el mercado laboral se mostró resistente: la tasa de desempleo se mantuvo en un 6,6% en diciembre, la más baja desde que comenzaron los registros en 1995.

Por otra parte, el BCE confirmó el plan ya marcado para la reducción gradual de su cartera de bonos. Así, a partir de marzo, el BCE ya no recomprará todos los bonos que venzan del programa APP de 3,25 billones de euros. La reducción del balance de 60.000 millones de euros no se centrará solo en bonos del sector público. En cuanto al otro programa, el PEPP, prevé reinvertir el principal de los valores adquiridos que vayan venciendo al menos hasta el final de 2024.

Estas nuevas medidas provocarán que el Euríbor siga al alza y, por tanto, que se encarezca toda la financiación -hipotecas, préstamos a empresas y préstamos al consumo- nueva y de toda aquella vigente que se firmara a tipo variable en el pasado. Otra consecuencia debería ser la elevación de la retribución de los depósitos bancarios, cosa que las entidades de crédito están eludiendo descaradamente. De ahí, el traslado de los inversores conservadores hacia las Letras del Tesoro, producto financiero a corto plazo, aún más seguro y que está ofreciendo casi un 3% a un año. Las colas ante las sucursales del Banco de España -de los que no quieren operar online- son enormes. ¡Exijan también mayor rentabilidad a sus bancos!

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