Turismo Cuánto cuesta el alquiler vacacional en los municipios costeros de Cádiz para este verano de 2024

Hoy, a la vista de lo que se ve, he recordado una vez más el humor mitad gallego mitad cartagenero de Luis Berenguer, el extraordinario novelista ferrolano/cañaílla. Católico confeso, nada vergonzante, solía decir que él comulgaba todos los días “un poquito”. La cantidad de comunión tiene que ver con la periodicidad (la gran Comunión sabía que le llegaría con la Resurrección) y con el peso casi imperceptible de la sagrada forma, la hostia consagrada que ofrece el sacerdote en el momento central de la misa. El concepto “poquito” es la pura indefinición y mucho más desde que se empezaron a popularizar las cantidades pequeñas frente a las grandes. En San Fernando tenemos un ejemplo palmario con los relojes atómicos del Real Observatorio porque dan el tiempo con una desviación tan pequeña que cuesta un horror entenderla. Se llama “nanosegundo” el concepto. Hay una medicina, que tiene sus cultivadores en la Isla, que cree que con cantidades inapreciables un preparado farmacéutico ofrece mayores instrumentos al organismo para su curación. Frente a lo que escribió Galdós (¡qué medicina es ésta que no sabe curar sino cortando!) algunos practican lo que podríamos llamar la medicina del placebo, la medicina alternativa. Ya decía, lo poquito más que lo pequeño es un modo de iluminación. Cuya importancia no deberíamos olvidar. Es el caso del virus que nos está matando. Es microscópico y múltiple, ataca en muchedumbre y, aún así, es invisible. Su invisibilidad hace sospechosos a todos, todos lo somos. Porque, además, no sabemos hasta tiempo después que ha entrado en nosotros, ha vulnerado nuestros mecanismos de defensa y ha empezado su zapa, la zapa que nos puede llevar a la tumba. Y a contagiar a otros. El poquito inapreciable, qué digo inapreciable, invisible está siendo puesto a prueba en el día de hoy porque el Gobierno de España ha permitido a los niños salir con sus padres una hora a las calles y plazas. Llevan más de 40 días confinados en sus casas, se pretenden evitar otras patologías con este aflojamiento más o menos controlado, que lo mejor no sea enemigo de lo bueno, rezaría pero ya está hecho y ahora, una vez más, se trata de esperar las cifras estadísticas. El cara o cruz de hoy es como el dilema salud vs. economía que tanto inquieta a todos. Encerrados nos defendemos del virus pero ¿cómo defender el pan nuestro de cada día de este modo? Qué difícil es cuando todo baja no bajar también, escribió Antonio Machado. ¿Podrán los poquitos con las ausencias y las carencias? ¿Cómo salir si nadie nos dice que hemos superado la enfermedad del Covid19 o estamos gestándola? Demasiadas veces hemos ido a la guerra con un tambor, y roto. Cruzo los dedos: que lo que llegue sea poquito, casi nada. O nada.

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