Está el patio político local muy lento de reflejos. Se cargan el mural homenaje a Antonio Machado en el instituto Muñoz Seca y nadie dice nada. No hay polémica. Ni una voz discordante en los comentarios del Diario digital. Si acaso, alguien que pasa por delante y dice, oh, esto está como recién pintado, qué blanquito. En otros tiempos, la oposición habría saltado como gorila cabreado, esgrimiendo lugares comunes como que ya no respetan nada, vaya desgobierno, qué ignorancia, han cruzado una línea roja, están dando vía libre para que lo vandalicen cuatro descerebrados. Cosas de esas que dicen los partidos cuando tienen que poner el grito en el cielo, en un marco incomparable, escupiendo todas las frases hechas que conocen.Nada, parece que aquí prefieren dedicarse al despelleje mutuo a través de clásicos gastados como los aparcamientos subterráneos (vaya modita la de hablar de eso, cuando sobran coches por todas partes, y motos, y patinetes), la falta de limpieza pública (¿hay algo más antiguo que quejarse de esto?), la mala organización de la fiesta (la que toque en ese momento, da igual cuál). Buscan aglutinar al mayor número de personas en torno a una buena controversia y ganar posibles votantes, ex votantes y enemistades. No se trata de la originalidad de los temas. Van a tiro hecho. Se ve que con Pemán y Alberti gastaron todas sus energías político-literarias. Si hubieran visto algún videoclip de Machado marcándose un tiktok pues mira, a lo mejor se habrían lanzado al ataque. Está claro que Machado no genera tantos likes. A mí es que el mural de Machado me traía buenos recuerdos, de cuando estudié en ese instituto y lo veía al entrar y salir todos los días. No sería una obra de arte ni un BIC, pero tenía su simbolismo y carga sentimental. A ver si, como pretende la dirección del centro, reproducen de alguna manera el mural y me callan la boca, que los fines de semana digo muchas tonterías. Con tal de que no lo dejen abandonado en el río junto al vaporcito…
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