Análisis

Antonio morillo crespo

El maldito virus

Es muy importante vacunarse frente al Covid y es de tontos negarse a ello

El hombre está siempre expuesto a los ataques de otras criaturas que le pueden causar enfermedades y muerte. Son los parásitos, las bacterias y los virus. Estos últimos están tan de moda que están causando millones de enfermos y muertos. Son los más pequeños de los tres grupos y además son inmunes a los antibióticos, el gran arma medicinal con que contamos los humanos. Solo nos podemos defender de ellos con los llamados antivirales y, sobre todo, con las vacunas. Pero hay algunos, como el jodido y actual Covid, para el que solo valen las vacunas. He leído que aún quedan tres millones de españoles sin vacunar. Y que solo unos ochocientos mil con una sola dosis.

En la sangre tenemos sobre todo hematíes y leucocitos. Los primeros llevan el carbónico producido en las células a los pulmones y lo cambian en ellos por oxígeno, que a su vez lo llevan a las mismas células. Es la base del funcionamiento orgánico. Los leucocitos son como los policías y los guardias de nuestras ciudades. Son de diversas clases, monocitos, linfocitos, eosinófilos, segmentados… Traducido, Policía Local, Guardia Civil, Infantería de Marina… Cada grupo policial tiene un cometido y sirven para luchar y vencer a un determinado grupo de bacterias. Las vacunas son pequeñas porciones de bacterias o de virus que, inyectadas en nuestro organismo, ocasionan la producción de anticuerpos específicos para tal especie inyectada antes. De forma parecida, así es la vacuna anti-Covid, una mijita de virus que, inyectada en nuestro cuerpo, hace producir anticuerpos específicos contra ellos mismos. Lo mismo se ha hecho con las vacunas de la gripe, de la polio y de otras muchas enfermedades, con tan buenos resultados. Por poner un ejemplo, hace unos 50 años en cada pueblo teníamos desgraciadamente varios niños poliomielíticos paralíticos. Eso ya se acabó con la vacuna correspondiente que se pone hoy a los niños.

Por eso es tan importante vacunarse y es de tontos negarse a ello. Lo cual no quiere decir que con la vacuna sola nos demos por contentos. Hay que hacer además otras cosas. Pero siguiendo con el símil de la policía y los enemigos delincuentes, hay que cuidar para que no nos ataquen. Hay que evitar el contagio con enfermos, ventilar las habitaciones, usar la mascarillas en nariz y boca, puerta y entrada de los virus, estar fuertes, hacer deporte, alimentarse adecuadamente…

P.D. A todo esto hay que añadir una cosa muy sencilla, no acojonarse. Y eso vale ante cualquier enfermedad. El cuerpo humano es un mundo y tiene resortes ocultos. El ánimo, las ganas de vivir, la predisposición a superar los problemas... todo esto contribuye a vencer la enfermedad. Que ya en la antiquísima medicina mesopotámica (4.000 años a. de C.) se mezclaban los medicamentos naturales con prácticas exorcistas y así se siguió haciendo durante siglos con medidas y tratamientos psicológicos. De manera que no es nuevo, aunque sea de otros modos. Hazme caso, querido lector. Convéncete, tú puedes ganar. Lucha que vencerás. Y esto, además, contágialo con tus familiares y amigos. ¡Ánimo colega! De ésta salimos.

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