Puente de Ureña

¡Cuántos locos egregios!

A la gente hay que atarles los perros con longanizas, las mentiras teñidas y la esperanza superlativa de alcanzar algo sin esfuerzo. La política es el cuento de la lechera sin lechera ni cuento

A la gente hay que atarles los perros con longanizas, las mentiras teñidas y la esperanza superlativa de alcanzar algo sin esfuerzo. La política es el cuento de la lechera sin lechera ni cuento. La literatura al menos, no mancha la ropa.

Don Cervantes, en el logar de la mancha, escribe lo que Quijana, Quesada, o Quijada, y desde ese momento, instante, o lugar de reflexión, a la gente le dio por investigar de quien o quienes había tomado don Miguel, la idea del hidalgo loco.

Existió un Alonso Quijada, en Esquivias. Así. Sin más. Aparece un Alonso Quijada, sacerdote, que leía libros de caballerías y se volvió loco. El segundo aparecido en lo que sería la nominación de orates, es Juan del León, como la Isla, quien iba por los campos, caminos y montes, portando un carcaj con flechas, una ballesta, una malla y un guante de metal. Asaltaba viajeros y acabó colgado del rollo de la justicia. Don Rodrigo Pacheco, de Argamasilla de Alba, rico hacendado, que fue el que encarceló a Cervantes, medraneándolo, por un quítame allá un requiebro. El Pacheco enloqueció. La leyenda del cuadro de exvotos de Argamasilla, reza: "Apareció Nuestra Señora a este Caballero estando malo de una enfermedad gravísima desamparado de los médicos víspera de san Mateo (año MDCI) encomendándose a esta señora y prometiéndole una lámpara de plata llamándola día y noche de un gran dolor que tenía en el celebro de una gran frialdad que se le cuajó dentro". Lo cierto es que hay muchos más.

Un Gutierre Quijada que mató a Suero de Quiñones en unas justas medievales, nombradas, del Paso Honroso, también es señalado como antecedente quijotil. Destaca otro en literatura en el entremés y Romance de Bartolo, enloquecido leyendo romances, y también el protagonista del Romance del Amante apaleado…que dio lugar al octosílabo "En un lugar de la Mancha". Y el lugar, hoy por hoy es Argamasilla de Alba.

Otro precursor es Pedro de Acuña, integrante de la larga nómina de hidalgos locos de la mancha. Acuña se ha podido demostrar que estaba trastornado y murió de melancolía. Azuzó a sus hijos con armas de guerra contra una Audiencia de un Concejo de Miguel Esteban, con montantes y broqueles. La gente fuyadeó a modo.

Otro que es sambenitado de loco, es Juan de Villaseñor, llamado el chamorro, quien con caballo y lanza iba por los caminos de tal guisa para visitar a su hermana. El chamorro poseía una memoria excelente y recordaba que un Juan de Acuña era un discapacitado al que citaban en testamentos para alimentarlo hasta su óbito porque no se podía valer.

Yo, señor, vivo en este lugar que llaman de la Puente, como logar de la puente se llama la excelente coral que canta en ella. A mí me encanta vivir en el lugar, porque soy Académico de la de San Romualdo y porque otro lugar que existe en mi memoria es "el lugar" y muchos saben que no hay otro lugar, si hablamos de Cervantes que Argamasilla de Alba.

Así, deduzco que Cervantes se ciñe a su risa, cuando da a cada uno lo suyo, dándole la razón a todos los locos… La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura…Laureano de Silva era otro raro.

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