Viernes Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Viernes Santo en la Semana Santa de Cádiz 2024

Ver actuar a mi hijo en su función de ballet de cierre de curso me costó el viernes, en el Muñoz Seca, 10 euros. Otros tantos a su padre, al hermano, a los abuelos, tíos… Y bien invertido estuvo. No digo yo que me vea como la madre de Nureyev, pero sea porque el niño tiene su aquel o porque a mí me puede el orgullo materno, me pareció un espectáculo que bien valía la entrada.

Tampoco me quejo de los 10 euros pagados hace poco para ver la maravillosa colaboración de los niños de la coral de La Salle con los bailarines de Paso a Dos en Érase una vez... Una delicia de montaje.

A mí el precio no me indigna, lo que me indignan son los agravios comparativos. En el mismo teatro disfruté hace solo una semana de Amalgama, un montaje del Centro Andaluz de Danza. Y hace cosa de un mes, de La maldición de los hombres Malboro, pieza de danza contemporánea con varios premios a la coreografía y a sus intérpretes. Las entradas a estos dos espectáculos profesionales me costaron entre 2,5 y 4 euros, aplicando algunos descuentos. El precio máximo, sin descuento, oscilaba entre los 5 y los 8. De hecho, analizando toda la programación de la temporada, incluso las obras más caras (18 euros) ofrecen posibilidad de asiento, en las filas más alejadas, por un máximo de 6 euros. ¿Cómo se explica?

Las escuelas de danza, de teatro, de música… tienen que cobrar a los asistentes un precio suficiente para cubrir el coste del alquiler del teatro, que no es barato. Las reglas aquí son las del mercado, sin matiz: tanto cuesta, tanto pagas. Pero es que las compañías que vienen a actuar a El Puerto no solo necesitan el espacio, también deben pagar a sus profesionales, el atrezzo, el vestuario, sus desplazamientos… ¿Cómo les puede salir rentable?

La promoción de la cultura, para que funcione, debe ser una estrategia global. Traer grandes espectáculos, nombres de relumbrón, ciclos de teatro, conciertos o exposiciones es necesario, y aun estamos lejos de haber demostrado en El Puerto una apuesta decidida en este campo. Fomentar el acceso a la cultura con precios populares está bien, pero la acción cultural debe impregnar todos los niveles.

Promocionar la cultura supone también apoyar a aquellos que trabajan por hacer cantera y por crear el público del futuro. Hay mucha gente volcando sus esfuerzos que no reciben un mínimo de apoyo, pese a que llenan de contenido de nivel y de público unos espacios que, de otra manera, estarían vacíos estos días.

Yo tengo la suerte de poder llevar a mi familia a ver bailar a mi hijo. Habrá otros abuelos, tíos o hermanos que tengan que pensárselo dos veces o elegir quién va este año. Que no se preocupen, que tengan paciencia. Cuando triunfen, cuando se conviertan en el Nureyev portuense y se lo rifen en los escenarios, podrán ir a verlo al Muñoz Seca por unos 3 euros la entrada.

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