Análisis

José guerrero 'yuyu'

El chip prodigioso

Los errores puntuales no deben convertirse en costumbre porque la Segunda está que arde

Lo de los minutos finales del Cádiz es para escribir un libro. Ante el Oviedo, en un gran partido des los amarillos, se nos fueron dos puntos en una acción puntual de los asturianos cuando dábamos por hecho el triunfo. Más que despiste o falta de concentración lo achaco a las cosas del fútbol. Lo del Mallorca fue otra historia. Con final parecido, sí, pero con desarrollo totalmente distinto. Cierto es que la historia pudo cambiar de rumbo si nos llegan a pitar el penalti a favor, pero no es menos cierto que los baleares pudieron habernos metido más de uno y que sólo Cifuentes se encargó de evitarlo. Lo del Oviedo no fue justo. Lo de Mallorca sí. Y para que vean que lo de los minutos finales no es ninguna maldición, tenemos un tercer partido con gol en el descuento, pero éste a favor en Tenerife. No creo que sea acertado comparar los dos partidos. Lo que pasa es que llueve sobre mojado y todavía escuece e gol del Tenerife casi sobre la bocina que nos dejó muertos de cara a las posibilidades de un play off que teníamos conseguido.

Aun así, el que conoce la cocina es el entrenador y Cervera avisa de que de continuar en esta línea se van a ver más partidos perdidos que ganados. Efectivamente, eso de que el portero sea el mejor del equipo no dice mucho bueno de un partido, y si nos estamos acostumbrado a que Cifuentes nos saque las castañas del fuego… mala cosa. Los errores puntuales no deben convertirse en costumbre, porque la Segunda está que arde y los resultados del fin de semana han mandado al Cádiz a la mitad de la tabla para abajo. Nada serio, porque esto acaba de empezar y las diferencias de puntos no son grandes, pero empezar a tener que ganar por obligación para no seguir abajo y que no cundan los nervios no es bueno para nadie. Demasiado pronto para ello. Y si para ello hay que cambiar el chip, como dice Cervera, vayan tomando nota en el vestuario y a corregir errores desde el principio, que luego vienen los bocadillos de Valium para el nerviosismo. Una de las cosas que más me gusta de Cervera es que no se sube al carro de las victorias y hasta en ellas avisa de los fallos, esos fallos que pueden convertir los triunfos en derrotas. Y de ese chip suelen olvidarse los jugadores, no solo los del Cádiz. Los triunfos empañan la realidad y eso no es bueno. Buscar lo que falla, aunque hayas conseguido ganar, es lo que marca la diferencia entre los ganadores casuales y los ganadores natos.

Y la bicefalia directiva se cobró la primera víctima. Se confirmó la marcha de Juan Carlos Cordero y la llegada de Oscar Arias. En Sevilla, donde trabajo, los sevillistas no paran de darme el pésame por la llegada de Arias. No lo comparto. No todos los clubes son iguales, ni tienen la misma filosofía. Con estas cosas me pasa como con las películas de cine: me gusta valorarlas por mí mismo, no por los consejos del que ya las ha visto. Así que dejemos trabajar y que el tiempo ponga a cada uno en su sitio, para bien o para mal. A cambiar el chip desde hoy mismo.

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