El Alambique
Alejandro Barragán
El barco y Netanyahu
El Alambique
En el crepúsculo del verano, cuando el calor aún se aferra al aire pero el frescor del otoño asoma tímidamente, las moscas de septiembre emergen en enjambres. Estos pequeños seres, con su zumbido constante y su presencia ineludible, se convierten en una metáfora viviente de aquellos individuos que, impulsados por el interés propio, gravitan hacia la promesa de beneficios sin esfuerzo. En El Puerto de Santa María, esta comparación cobra vida en el callejón de la peste, un lugar desafortunadamente bautizado por la acumulación de residuos que atrae a moscas de todas las especies.
Como estos insectos voladores que buscan incansablemente su sustento en la basura, hay personas que revolotean alrededor de los demás, buscando favores y ventajas. La pesadez de las moscas en septiembre es palpable, no solo en su insistente presencia sino también en la forma en que reflejan aspectos de la naturaleza humana. El callejón de la peste se convierte así en un espejo de la sociedad, donde la acumulación de desechos no solo atrae a estos bichos, sino que también revela la tendencia de algunos a congregarse donde ven la oportunidad de ganar algo a cambio de nada. Y de eso en El Puerto sabemos mucho.
Con esto que digo, no solo busco explorar la analogía entre este insecto tan común y ciertos comportamientos humanos, sino también hacer un llamado a la reflexión sobre el impacto que tenemos en nuestro entorno. La basura que atrae a las moscas es el resultado de nuestras propias acciones, y el callejón de la peste es un recordatorio de que debemos asumir la responsabilidad de mantener nuestras ciudades y comunidades limpias.
Al igual que esas moscas que no pueden resistirse a la basura, debemos ser conscientes de no caer en la trampa de buscar prebendas sin considerar las consecuencias. En última instancia, reflexiono en voz alta sobre la importancia de la integridad personal y la responsabilidad colectiva en la construcción de una sociedad más limpia y justa para todos.
Por cierto, el callejón de la peste está en la calle Santo Domingo, en pleno centro de El Puerto, entre la calle Larga y la Plaza del Castillo. La basura hay que recogerla.
manolomorillo@hotmail.com
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