Es una gran noticia que por fin salgan barcos desde Gallineras en dirección al Castillo de Sancti Petri, rompiendo con el monopolio del poblado del mismo nombre. Hay que agradecer este hecho a Fran Toledo, empresario isleño que siempre ha luchado por consolidar el histórico lugar como un referente de la cultura y la hostelería. Como digo, es importante que salgan embarcaciones de la Isla hacia la isla de la Isla, no sé si me explico. Tener un monumento como el castillo de Sancti Petri en un paraje maravilloso como el que ocupa y que sea explotado e incluso apropiado por una ciudad vecina es un absurdo al que había que poner coto.

Eso sí, la empresa concesionaria debería invertir en la tematización del lugar, renovar algunos contenidos y darle una pensada al circuito, demasiado enfocado, quizás, a la posterior actuación musical y la comida/cena coetánea.

Hace dos semanas fui en el barco al castillo desde el poblado de Sancti Petri. Quise salir de Gallineras pero aún no estaban operativas las salidas. Me pareció una experiencia fantástica, debo decirlo. Una travesía corta, con la marejada necesaria para sentir el peligro del mar sin caer en el terror marítimo, y de repente estábamos ya en el sitio.

Nos citaron en un patio de gran amplitud y allí una agradable señora nos relató el devenir del monumento a lo largo de los siglos, desde Tartessos hasta el siglo XX. Sí noté ahí cierta predisposición, por así decirlo. La guía explicó a los asistentes más o menos que el castillo estaba frente a la playa de la Barrosa, que se llama así por el color rojizo del barro de que estaba compuesta, y que va de una torre hasta otra (la del Puerco), pese a lo cual pertenecía "al municipio de San Fernando". Además, citó como un hito histórico "que impidió que Napoleón llegara hasta Cádiz", la batalla de Chiclana, de 1811.

En ese momento eché mano de la Wikipedia, porque no era eso lo que yo recordaba. Efectivamente, la principal batalla fue la del Portazgo (Puente Zuazo), de 1810. La batalla de la Barrosa o de Chiclana no tuvo importancia estratégica en la guerra de la Independencia. De hecho, acabó en tablas. Bien es sabido que Chiclana fue conquistada, igual que Puerto Real por el invasor francés, y que, como bien dijo mi padre en un artículo hace mil años, hubo un momento en que España fue una Isla, la nuestra.

Mi mujer me atenazó verbalmente para que no interviniera, y la charla acabó rápido. Nos dejaron deambular por el islote, cuyas habitaciones estaban oscuras y sin mobiliario, con paneles informativos, cerámicas, algunos blasones, armaduras, y poco más. Eché en falta, como he dicho al principio, un mayor peso divulgador. Por ejemplo, no pudimos acceder a la parte superior del edificio, y lo que fuera una capilla estaba totalmente desacralizada… y sin un crucifijo que le diera ambiente, no sé si me explico.

Luego vino el concierto –una vocalista magnífica- y las vistas al atardecer… de espaldas al atardecer. Vuelta al barco por un sendero sin mucha luz y la música de Titanic en el móvil para echar unas risas. En definitiva, como le dije a la alcaldesa de la Isla, hay que echarle dinero, luz, imaginación, al sitio. La excursión fue genial, pero podría haber sido inolvidable.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios