Un año más volveremos a sentir esa mezcla de deseo, deseo porque empiece; porque salga bien; por que acabe; porque todo sea idílico; porque nos ilusionemos y bailemos, despreocupados y tranquilos.

Un año más volveremos a sentir el miedo, el miedo a los precios; a que los niños insistan demasiado en ir al infierno; el miedo al dolor de cabeza; a los gorrones; al bolsillo vacío; al día después y al día del final o el comienzo de la rutina… y aun así, con esa mezcla de miedo y deseo, pero ilusionados y, y sobre todo, felices nos sumergiremos, un año más, en esa ciudad dorada y temporal que nos transforma en personas ajenas a la dura realidad del día a día.

La velada dará de nuevo pie al comienzo de la Feria. Ese paréntesis que nos aleja de la realidad, y del que hay, quizás, dos maneras de vivir, dejando, claro está, a un lado a los que ni de una u otra forma lo viven, pues siempre hay personas que pasan estos días, por gusto u obligación, sin llenarse las fosas nasales del amarillo albero.

De un lado quienes, cual vacaciones, abandonan casa y tranquilidad para vivir unos días más tiempo en sus casetas que en sus casas. Por otro lado, quienes deambulan, cual turistas que visitan a un amigo, acudiendo a veces de algo más que de esporádica manera al real. Se viva como se viva, se venga de donde se venga, el final será el mismo, dándome la razón en algo que siempre defendí. Comparar Sevilla con Jerez, Puerto Real con Sanlúcar, o El Puerto con cualquier feria, la mejor feria, sin discusión, la de mejor ambiente, la mas cogedora y divertida, siempre será aquella en la que tengamos amigos y ambiente.

Da igual el numero de casetas, los alumbrados, los servicios, la belleza del paseo de caballos o la asistencia de famosos o el número de asistentes, pues, se diga lo que se diga, allá donde las copas se compartan con amigos, familiares, y hasta vecinos, es la más agradable, las más mejor del mundo mundial.

Hoy dará comienzo la velada, la velada de la mejor feria del mundo, para mí, y para muchos, que, como yo, buscan vivir esa fantasía de los días despreocupados y ajenos a los problemas que día a día nos hacen mantenemos alerta y ocupados.

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