Turismo Cuánto cuesta el alquiler vacacional en los municipios costeros de Cádiz para este verano de 2024

Para mí ese día siempre fue especial, sus manos entrelazadas, su cabeza ladeada, y su bello rostro envuelto en su EPI de tonos dorados y blanco, era el anuncio de una semana diferente. Los años fueron pasado, y las semanas se fueron convirtiendo en rutinas distintas que me alejaban de aquella semana. Los frenos de la naturaleza, la repetición de una renuncia por segundo año consecutivo, me hundieron en la añoranza, y mi mente se posó en sus manos que imploraban clemencia y perdón.

Era bonito dejarse llevar por los recuerdos infantiles, por las adolescentes ilusiones, por los maduros sentimientos, y por Ella, quizás fuera el Dolor, fruto de lo vivido, recuerdo de aquellos seres queridos que se marcharon, recientes recuerdos de quienes el horror de lo desconocido los sumió en la oscuridad.

Quizás fue el Sacrificio, el encierro impuesto, la restricción decretada, el confinamiento voluntario ante el temor. Quizás solo fue que el Viernes, el Viernes de Dolores, el viernes previo a una vacaciones deseadas, cobrara el sentido que nunca se alejó de mí. Y es que, este año, este preciso año, el Viernes sigue siendo Viernes de Dolores. Un viernes, de Dolores, en el que el sacrificio del año vivido nos ha llenado de Dolor.

Con resignación bajamos la cabeza, entrelazamos las manos, y ya sea desde el corazón, desde el alma, desde la más fría de las razonadoras cabezas, o simplemente desde la más natural, agnóstica y científica filosofía, sentimos el peso de lo vivido; sentimos el dolor de lo que dejamos atrás, y nos preguntamos hasta donde habrá de llegar el sacrificio.

Este Viernes, de Dolores El Puerto mirará atrás, seguirá adelante, y desde el primero al ultimo de los pensamientos nos enfrentaremos a lo desconocido que habrá de venir, eso sí, con la confianza de que el dolor y el sacrificio vivido no habrá sido en vano, pues los clavos que nos causaron y nos causarán dolor, finos como agujas, al final, como siempre, intentarán llevarnos a la salvación, siendo una vacuna redentora que nos sacará de nuevo hacia una nueva vida. Que cada cual viva su Viernes de Dolores con la confianza de que nunca nada fue en vano.

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