Finalizada la amplia oferta lúdica, cultural y festiva del verano, en la que se vuelcan el Ayuntamiento, las administraciones y muchas empresas –la temporada alta–, llega la época de otoño, ese tiempo en el que El Puerto se mira de nuevo en el espejo de sus limitaciones y se pregunta cómo llenará de contenido las hojas del calendario. Una vez pasado el turno de las instituciones y empresas con recursos suficientes para organizar grandes espectáculos y eventos, es la sociedad civil la que toma el relevo, y con la experiencia que tienen a sus espaldas demuestran, aún sin pretenderlo, la vitalidad de que gozan las organizaciones y colectivos, pese a contar con menos recursos que los actores que han llevado la rienda de las actividades en estos meses de verano.

La temporada baja es para estas entidades y asociaciones un momento para sacar lo mejor de sí mismos y entregarlo de manera desinteresada a la ciudad de El Puerto y a sus visitantes y vecinos. Decenas de personas que trabajan por El Puerto sin esperar nada a cambio, a veces de forma incomprendida, llenando el calendario de actividades lúdicas, culturales, turísticas y deportivas. Lo demuestran muchas asociaciones en el día a día, pero también en grandes eventos que organizan, utilizando sobre todo sus propios medios. El domingo pasado fueron los belenistas, que celebraron un gran encuentro provincial que llenó de vida las calles del centro y al que acudieron más de 200 personas. Todo un éxito.

Este fin de semana será la Fiesta del Pachtwork, en la que un auténtico ejército de personas que cultivan este arte llenan de color las calles, balcones, salas de exposiciones y espacios urbanos, y consiguen atraer hasta la localidad portuense a aficionadas y aficionados de toda España, generando actividad económica y a la vez compartiendo experiencias y conocimientos para su enriquecimiento personal. Todo ello combinado con la Ruta de la Tapa, una parte más comercial y turística. O las Jornadas de la Sal y el Estero, directamente conectadas con una actividad milenaria que ha forjado la personalidad e idiosincrasia de los habitantes de la Bahía, pero que trasciende sus fronteras y nos conecta con otros pueblos y culturas.

Todo ello lo hacen posible asociaciones y personas que llenan de actividad estos meses de temporada baja, que gracias a su trabajo no lo son tanto.

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