Como diría el gran Tonino Carotone, e un mondo dificcile, y como estará mal escrito, ya alguno sonreirá maliciosa y cínicamente intentando lazar un dardo, pero esto es una realidad que no pasa desapercibida.

Y si el mundo lo es, aun es mas difícil cuando dos años de silencio, impuesto, se verán plácidamente interrumpidos con la llegada de los guerreros de Mad Max, los malos de cuero y cadenas, pues para algunos, los moteros son todos Angeles del Infierno, pero con cuernos y rabo.

Sin embargo, tras el silencio, el ensordecedor sabor de la rueda quemada sobre el asfalto de seguro que será bien recibido por algunos, solo por muchísimos algunos. Y es que, tras el éxito de los últimos sabores de la libertad recuperada, todo se nos antoja como una novedad y la movida motera no será una excepción. Me supongo que la recuperación será vivida partiendo de un punto cero, un nuevo punto de partida en donde, espero, las rejas, las restricciones, el control y el pretender agradar a todos los ciudadanos den paso a la naturalidad, al respeto, al control y la sana diversión.

Atrás quedan aquellos años de una Plaza de las Galeras festejando las victorias de los valencianos; atrás una Micaela Aramburu como improvisado circuito, canalla y peligroso; atrás los improvisados guardacascos en cada casapuerta, las barras de chapa y los bares improvisados; atrás la locura en el vespino haciendo carreras contra la gran cilindrada; atrás las cabalgatas de motos interminables y las aceras decoradas de acero y caucho.

En estos días, cuando nuestras mentes, de fácil acomodo, ya olvidaron el silencioso rugir del puño, volveremos a sentir el trueno, y de seguro que todos y cada uno de nosotros, temeroso, esperanzados, angustiados y expectantes, soñaremos o tendremos pesadillas ante el revivir las ristras de vasos de cerveza sobre las terrazas, los suelos tapizados de cascaras de gambas, las noches eternas de pistonazos y sobre todo el volver a la vida, y es que, jamás truena a gusto de todos, porque… e un mondo dificcile.