El Alambique

Juan Clavero

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Personajes de prestigio

El otro día, de compras mañaneras en el centro de la ciudad, me crucé con una persona a la que creí reconocer como Juan Luis Arsuaga. Me extrañó su presencia en la Placilla, así que se lo comenté a Tito, del bar Vicente, que me confirmó que llevaba tiempo por El Puerto, y que iba a veces a desayunar a este emblemático bar.

Juan Luis Arsuaga es un paleoantropólogo de prestigio internacional, Premio Príncipe de Asturias de investigación científica, codirector de las excavaciones del yacimiento de Atapuerca, director científico del espléndido Museo de la Evolución Humana de Burgos.y un magnífico divulgador de la evolución humana. Un lujo tener un personaje tan ilustre por nuestra tierra.

Seguí comentando este encuentro con otras personas con las que me crucé por el centro, y me llevé el chasco de que casi nadie sabía quién era. Lo que me dio que pensar sobre el reconocimiento público de las personas en nuestra sociedad.

Imaginé a Jorge Javier paseando por El Puerto, y el alboroto que se formaría. O el hecho de que seguramente la gente reconocería antes a algunos de los lamentables personajillos que pululan por los programas de la televisión basura que a científicos, médicos o profesores de prestigio. El que un chufletero como Calleja sea más popular que Arsuaga ya dice mucho, o muy poco, de una sociedad.

España siempre ha sido un país atrasado científicamente, sólo algunas figuras individuales, como Ramón y Cajal, han destellado en este desierto del saber. Incluso se despreciaba la ciencia con aquello de que “inventen ellos”, mientras nos dedicábamos a ser la reserva espiritual de occidente. Afortunadamente la ciencia ha despegado en nuestro país en las últimas décadas, con altibajos en función de las prioridades de los sucesivos gobiernos. Tenemos referentes a nivel internacional que no conoce casi nadie. Nuestros científicos son invisibles a nuestra sociedad. Me pregunto por qué si nuestros deportistas son famosos, tras haber sido también los últimos en todo, no pasa lo mismo con los científicos.

Me queda la duda de si la razón por la que algunos científicos de reconocido prestigio vengan a El Puerto sea porque aquí encuentran la tranquilidad de pasar desapercibidos, por la sencilla razón de que no los reconoce casi nadie.

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