No creo que este país se vaya a la mierda, muchos lo han intentado y al final… nada, y eso que vamos por el 8.3% de IPC. Tampoco creo que personas con amplia experiencia en la política, como son años compartiendo con el pueblo desde supermercados o tiendas de ropa, sean capaces de ser cortos de entendederas.

Igualmente, la capacidad de gestión no creo que tenga nada que ver con la experiencia, los estudios, los conocimientos, la sabiduría o el esfuerzo, pues se mide en el poder acumulado en unas urnas, que por supuesto, al emitir el voto lo hacen pensando en esa utópica Republica de Platón que busca el bien común, y jamás los intereses personales. En base a todo ello, y con plena confianza en el buen hacer de quienes por el imperio de la Ley deben ser obedecidos, la polémica, bienvenida, malsonante summum del colmo de la modernidad, y totalmente necesaria Ley de la Menstruación, no puede por menos que ser bienvenida.

La cosa no merece ser objeto de burla o broma, a pesar de ser pionera en el mundo mundial; tampoco puede ser tachada de inútil e innecesaria, pues deja claro que la competitividad empresarial y laboral, en donde el empresario busca a quienes más rindan, pues para eso paga, es algo absurdo y debe ser primada en todo caso la capacidad de darse de baja con un motivo totalmente novedoso como es la menstruación.

Y es que hace muchos años yo ya lo dije, siendo tratado de absurdo, misógino y ridículo (posiblemente como ahora por este artículo). Entonces yo me preguntaba cómo podían aguantar menstruando y trabajando, que en ese aspecto yo fui pionero, pues casi me expulsan de sala cuando alegué en defensa de mi cliente, en pleno juicio, que la cabo de la Policía Local había sacado las cosas de contexto denunciado a mi cliente por atentado contra la autoridad con intento de asesinato, cuando el mismo se  limitó a continuar la marcha tras larga y ridícula bronca con la agente (eso sí, estaba mal aparcado) y la misma se puso delante tirándose encima del capó (su compañero me dio la razón) y yo alegué que la agente debía estar en uno de esos días difíciles para la mujer.

La jueza me exhortó diciendo que como hombre no podía entender que las mujeres, en esos días, no tenían ningún problema, pues siendo algo natural sabían gestionarlo estupendamente. Al parecer, hoy por fin, me dan la razón, tienen que darse de baja porque pueden ser un peligro.

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