Los barrios madrileños de Guzmán el Bueno e Infanta Mercedes tienen restringida la movilidad. El toque de queda en Madrid será hasta medianoche. Las decisiones de Ayuso y sus desencuentros con sus socios y con el gobierno de España. Madrid, Madrid y Madrid todo el santo día en televisiones y medios de comunicación digitales.

Y yo me pregunto qué le importará a alguien que vive en El Puerto de Santa María estos detalles. Entiendo perfectamente que prácticamente nada. No dejan de ser noticias locales que acaparan el espacio de los medios. Ya lo sufrimos con Madrid Central. Ahora con la COVID-19 está quedando aún más latente. Tenemos una cultura mediática excesivamente centralista. Pensamos que lo que preocupa a una gran ciudad como Madrid es trascendente para decenas de capitales de provincia.

Además, no existe bidireccionalidad. Pocas veces vemos en los medios nacionales historias de éxito de otras ciudades. Políticas disruptivas, relatos humanos o innovaciones empresariales de empresas regionales. ¿No hay nada que contar de Andalucía más allá de la Semana Santa, la Feria de Abril o las playas en verano? Esto es una de las consecuencias del desmantelamiento de las corresponsalías de los grandes medios en las diferentes regiones de España, olvidando entonces a la mayoría de españoles.

Este bombardeo constante contribuye a cierta tirria hacia los madrileños. Lo vemos cada vez que se acerca un puente, cómo se pone foco en dónde irán o no los madrileños, independientemente de cómo evolucione la pandemia en Madrid. Porque tampoco podemos negar que en el resto de España se sigue con atención a Madrid. El fútbol es un ejemplo clarísimo. Incluso andaluces alteradísimos en redes sociales contra Ayuso. No veo en cambio a madrileños exaltados por las decisiones políticas en nuestra tierra. ¿Será que nosotros mismos alimentamos el gigante ególatra de Madrid?

Como andaluz que tuve que venirme a Madrid buscando un futuro laboral soy plenamente consciente de la importancia económica y empresarial de la capital. También como centro neurálgico de las decisiones políticas. Pero creo que es necesaria una reflexión de todas las partes para dotar de espacio y protagonismo a nuestras regiones, nuestros pueblos. Con sus costumbres e idiosincrasias. Con sus lenguas. Madrid no representa el concepto de España, sino simplemente una parte importante de un conjunto mucho más plural y diverso. Es posible hablar del resto de España sin caer en los estereotipos fáciles. Ayudarnos los unos a los otros, sin fobias ni egoísmos. Sin protagonismos desorbitados, ni de Madrid, ni de nadie.

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