Esta frase de José Martí, "Leer es crecer", preside la Feria del Libro de La Habana, este año en su 27 edición. Desde allí escribo este texto en homenaje a los docentes que nos enseñaron a leer y a quienes siguen haciéndolo con las nuevas generaciones. También a quienes trabajan en las bibliotecas, guiándonos por infinitos caminos de fantasía y belleza. Y a quienes, en las librerías, nos brindan creatividad, asombro y maravilla.

Leer no es poca cosa. "Saber leer es saber andar", decía Martí, del que reproduzco algunas frases. "Leer nutre". Y hace crecer. "Un libro, aunque sea de mente ajena, parece cosa nacida de uno mismo, y se siente uno como mejorado y agrandado con cada libro nuevo".

Leer nos hace dignos. "…títulos dan los reyes; pero de ennoblecimiento del alma, ninguno mayor que el que se saca de los libros".

La vida nos sorprende. "Un libro nuevo es siempre un motivo de alegría, una verdad que nos sale al paso, un amigo que nos espera, la eternidad que se nos adelanta, una ráfaga divina que viene a posarse en nuestra frente".

Leer nos desafía. "Nos parece que cada libro es una respuesta a nuestras ansias, un paso más adelantado hacia el cumplimiento final de nuestros incógnitos destinos".

"Leer es trabajar". Y nos llama al trabajo para que cada uno escriba el libro de su vida; un libro destinado a ser leído y contemplado por otros en quienes, para bien o para mal, dejaremos huella. Escuché en una Iglesia un canto que decía: "Nosotros somos la única Biblia que leen el hombre y la mujer de hoy". El libro de nuestra vida.

Contagiemos amor por el libro y la lectura. Como nos recuerda Frei Betto, dominico brasileño: "Promover en niños y jóvenes el hábito de la lectura es librarlos de una vida chata, superficial, fútil, y educarlos en el diálogo frecuente con personajes, relatos y símbolos (la poesía) que acrecentarán en ellos la virtud de la alteridad, de una relación más humana consigo mismos con el prójimo, con la naturaleza y, quizás, con Dios".