Los nacionalismos separatistas basan sus objetivos de independencia en la creencia de que los de su nación son diferentes, y hasta mejores, que el resto de conciudadanos del estado al que pertenecen.

Por eso el recorrido de la ideología nacionalista separatista pasa por desprestigiar al estado al que pertenecen: la España negra, la España que nos roba, el Madrid es el equipo de la España que nos oprime, la España que no nos deja hablar en nuestra lengua, la España que nos boicotea el cava.

Los de España que van a vivir a esos sitios son una subcategoría que merece nombre despectivo (Charnegos o maquetos) y todo el que sea no nacionalista es miembro de un grupo despreciado (Españolazos o botiflers).

Además los habitantes del resto del país son zánganos que viven de las plusvalías que la laboriosa nación separatista paga a cambio de nada; parásitos que viven de las paguitas, ayudas, subsidios y subvenciones de un dinero que sale de los impuestos de las regiones nacionalistas, que pagan más de lo que reciben.

Y en eso consiste la política y el afán separatista día a día, en demostrar que todo lo que viene de España es chungo. Muy chungo.

Y ahora van a ganar otra batalla gracias al Carnaval.

¿Por qué se creen ustedes que llevan unas pocas de comparsas de Cádiz al Liceo de Barcelona, templo de la ópera, del seny y de la burguesía catalanista?

Para tener otro motivo de separarse de España.

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