Turismo Cuánto cuesta el alquiler vacacional en los municipios costeros de Cádiz para este verano de 2024

El 14 de febrero de 1779 a las 11 de la mañana, se inauguraba el puente de San Alejandro. El día probablemente amaneció nublado y con amenaza de lluvia, como acostumbra la climatología cuando Don Carnal se acerca, anticipando así la gran catástrofe que sufriría la ciudad a media mañana. Una gran muchedumbre cruzando el puente se paró encima de las compuertas, éstas se desquiciaron y muchas de las personas que estaban encima cayeron al río. El número de vecinos y visitantes fallecidos podría situarse un poco por encima de los 100. La fiesta se transfiguró en tragedia.

Tal día como ayer, 25 de febrero, pero de 1810, abandonaba nuestra ciudad camino de Jerez, literalmente con el rabo entre las piernas, cariacontecido y descorazonado por no poder cumplir con su consigna de ocupación, José I Bonaparte, Pepe Botella para sus enemigos íntimos. El Puerto, durante poco más de dos años –no llegó a un mandato municipal de los de hoy-, fue Cuartel General del I Cuerpo Imperial de los franceses. Quiere esto decir que durante ese periodo de tiempo estuvimos dirigidos a su antojo por nuestros vecinos de detrás de los Pirineos, y así nos fue la cosa.

En febrero de 1908, un cronista de La Revista Portuense aseguraba haciendo referencia al Carnaval que “ahora sí que se puede anunciar que esta fiesta ha desaparecido casi, o que rápidamente marcha a su total anulación. En ella se refleja más que en ninguna otra, la aguda crisis monetaria de todas las clases sociales. Fiesta de brillante atractivo y de gran derroche de alegría, cuando esta falta se convierte en exhibición asquerosa de disfraces astrosos y de repugnantes mamarrachos”. El articulista atestiguaba que ese año se vivió el Carnaval más pobre y decadente de cuantos había conocido.

Distintas épocas, tres siglos de por medio y en El Puerto en febrero de 2023 la Fundación la Vicuña recibirá la Bandera de Andalucía a los Valores humanos, el Centro de Interpretación de Cargadores a Indias recibe el último impulso para abrir sus puertas en el Palacio de Araníbar, las regañás del Horno de Las Cañas renacen en el Barrio Alto, y el Carnaval en este domingo de piñata se escabulle por nuestras calles sabedor que es un intruso en medio de la Cuaresma. En El Puerto somos así.

manolomorillo@hotmail.com

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