Turismo Cuánto cuesta el alquiler vacacional en los municipios costeros de Cádiz para este verano de 2024

Por si quedaban dudas, y aprovechando el actual clima de cuestionamiento, me reafirmo como defensora a ultranza de la escuela pública. Estoy convencida de que es el mejor sistema para cumplir con su misión -educar a los ciudadanos del futuro-, y si existen deficiencias no se deben más que a una falta de inversión y de visión a largo plazo de quienes nos gobiernan.

Creo también que quien lo desee puede libremente escoger otro sistema (pagando, claro), aunque yo no comparta esta decisión. Quienes lo hacen, argumentan en su mayoría que buscan una educación “de más calidad”. Sospecho que no es más que un eufemismo para decir que lo que quieren es un colegio donde sus hijos se traten con iguales, un entorno homogéneo, que refuerce las redes dentro del propio círculo o allane el camino a un nuevo peldaño en la escala social.

Huir de la escuela pública (quienes pueden, porque tienen más ingresos, o un nivel cultural que les hace priorizar la educación) no contribuye a su mejora. Es desentenderse del problema, justo quienes por su posición o principios más podrían presionar para conseguir avances.

Esto no va de ideologías. O sí, pero no de la clásica división derecha/izquierda. Al menos quienes optan por un centro privado de carácter religioso tienen una razón de peso: nunca le podremos pedir a la educación pública que oferte este modelo. Pero hay centros Montessori, colegios bilingües y hasta grupos de educación en casa copados por padres de lo más progres que se han olvidado de que la escuela, además de enseñar, socializa.

No me refiero a que los niños aprendan a relacionarse, sino a que es la única forma de abrir los ojos a otras realidades, de aprender por propia experiencia que cada persona arrastra unas circunstancias, una trayectoria, y que aunque tengamos los mismos derechos, no nacemos con las mismas oportunidades.

Hace no mucho alguien me dijo que con la eliminación de la mili se había perdido la oportunidad de conocer otras realidades, gente diferente. Pero no hace falta cumplir 18 años y hacer la instrucción. Basta con ir a la escuela.

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