Puente de Ureña

Cervantes vs ná

Matan el placer. Matan la lectura. Matan las capas estratificadas de narradores

En Castellón ocurren, literariamente, cosas muy preocupantes, educacionalmente hablando. Mientras en la calle montaban los equivalentes a las Fallas, mi sobrina cañaílla, Ana Fernández de Ginzo, profesora en prácticas universitarias, debía impartir una clase sobre El Quijote. Tenía que leérselo en una tarde. Le afirmé que era imposible. Trajo el libro y ahí empezó todo. Menos el En un lugar de la Mancha, todo lo demás se parecía al texto de Cervantes, como una medusa a un calamar. Entonces, como siempre, entiendes que el sistema educativo va errando hacia la ignorancia, el desconocimiento y la nadificación. Es como contar una película el espectador a su amigo, sin cinta, ni imágenes ni...

¿Para qué hicimos el IV Centenario? ¿Para qué existen tantas difusiones baratas para eruditos locales y escritorcillos sin clarificar? Creo que es verdad que casi nadie lo ha leído y asienten sobre su lectura como si fuese un certificado de cultura. Los días del libro, suelen leerse en emisoras y centros escolares párrafos del quijote…Pues esa exigüidad da para estos lodos y más polvos. Sin el presunto plagio de Cervantes al historiador morisco Cide Hamete Benengeli, traducido del árabe por otro narrador y que nos sumerge en esas capas de cebolla narrativa que es la técnica de cajas chinas. ¿Y su estilo, arcaizante y campanudo, que conviene al texto que ahora el Quijote de Castellón quiere anular?

Matan el placer. Matan la lectura. Matan las capas estratificadas de narradores, ya enunciados y que hacen la novela moderna: Miguel de Cervantes, como autor real y exterior del relato, la que constituye el narrador de El Quijote y el sistema retórico de autores ficticios, formado por el autor anónimo de los ocho primeros capítulos de la primera parte, Cide Hamete Benengeli, el morisco aljamiado, igualmente anónimo, que traduce al castellano los manuscritos árabes hallados por el Narrador, y los académicos de Argamasilla, autores de los poemas donados al narrador por "un antiguo médico que tenía en su poder una caja de plomo, que, según él dijo, se había hallado en los cimientos derribados de una antigua ermita".

Igual está ocurriendo con La Celestina que, como El Quijote, Fernando de Rojas dice haber tomado de una obra inconclusa que encontró en Salamanca. Mientras, seguiremos copados por falsos textos del Quijote con los que asegurarán muchos y muchas su devoción por la obra. Por ejemplo: "Cambiar el mundo, amigo Sancho, no es locura ni utopía, sino justicia.", "cosas veredes, amigo Sancho, que harán falar las piedras" -del Romance del Cid-, o "Ladran Sancho, ergo cabalgamos", que popularizara Manuel Azaña.

En este orden de cosas, pudiera suceder que yo os dijera : En un lugar de la Bernarda, de cuyo nombre muchos concuerdan… Porque eso parece todo.

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