Turismo Cuánto cuesta el alquiler vacacional en los municipios costeros de Cádiz para este verano de 2024

Calle Niña Pastori

Pienso que debería ultimarse una revisión del callejero municipal, eliminando denominaciones absurdas o sin sentido alguno, impertinentes o inmerecidas, para poder homenajear a personalidades de la Isla

Después de conocer que la Niña Pastori había ganado otro Grammy Latino me planteé cuántos isleños con nivel y renombre existen y qué reconocimiento han obtenido por llevar el nombre de San Fernando por todo el mundo. No me refiero a una publicación en redes sociales o a la foto de rigor con las autoridades, sino a otro tipo de mención o agradecimiento. Me consta que el Ayuntamiento de la Isla posee una comisión del Nomenclátor encargada de la determinación de sus calles. Desconozco las personas que la componen y no dudo de su buen hacer. En la ciudad del siglo XXI, circuncidada por Planes Generales de Ordenación Urbana, encontramos zonas verdes ajardinadas, de esparcimiento deportivo, parcelas industriales y un sinfín de callejuelas que recorren, nervudas, su mapa. Esa comisión propone nombres, imagino, o los valora, o los coteja con la legalidad vigente, puesto que la Ley de Memoria Histórica segó y segará los homenajes a todo aquello que provenga del franquismo o que se le asemeje.

Por esta razón, y por otra que diré a continuación, pienso que debería ultimarse una revisión del callejero municipal, eliminando denominaciones absurdas o sin sentido alguno, impertinentes o inmerecidas, para poder homenajear a personalidades de la Isla. Dar reconocimiento a quién se lo ha ganado, combatiendo el sentir que algunos tienen de que valoramos más lo ajeno que lo propio, fruto, quizás, de un complejo de inferioridad. Yo no diría tanto, pero sí que pienso que hay gente "nuestra" que merece no sólo una calle, sino una avenida, una plaza, una biblioteca o un centro de congresos.

Y digo esto —piense de nuevo lo bien que suena "Calle Niña Pastori"— por otro convencimiento absoluto: los homenajes, reconocimientos, bustos, calles, plazas de toros, y avenidas se deben dar en vida. Nunca he podido entender que se espere al fallecimiento de alguien de nivel —más aún cuando se le sabe enfermo o muy anciana— para ofrecerle el agradecimiento (municipal) que merece. Dejar que reciba ese premio, la consideración de Hija Predilecta de la ciudad o el apadrinamiento de una sala de estudio, rodeado de sus familiares y amigos, y permitir de ese modo que descubra que su vida tuvo un sentido, que todas las amarguras y esfuerzos quedaron atrás, y que, definitivamente, tus convecinos te quieren, es un fin en sí mismo.

Resulta comprensible, por otro lado, la renuencia a todo esto de aquellos que tienen el poder de decidirlo cuando el homenajeable en potencia no compartía ideologías o carnets, o cuando fue un grano en el culo, o cantó en la fiesta electoral del adversario político. La memoria de algunos respecto de las querellas recibidas es superior a la del elefante blanco. Un feo realizado hace ocho años late con fuerza imbuida de eternidad. Al enemigo ni calle, podríamos pensar.

Quiero pensar que esto no ocurre en nuestra ciudad, y que brinda homenaje a sus paisanos ilustres más allá de convertirlos en magos de Oriente o abueletes noruegos. Por eso dejo esta opinión aquí colgada; una humilde sugerencia: como decían los juristas latinos, el derecho —entendido como la búsqueda de la justicia— es dar a cada uno lo suyo. Y en vida, a ser posible, añadiría yo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios