Cuando alguien se entrega en cuerpo y alma a los demás sin esperar nada personal a cambio, proclamamos a los cuatro vientos que, por derecho propio es merecedor de ser considerado una buena persona. Cuando además ese alguien verbaliza su seña peculiar y distintiva sin filtro y sin tapujo alguno ante cualquier interlocutor necesario para conseguir su fin último, por derecho propio es merecedor de ser considerado una persona tenaz. Y si efectivamente su manera de proceder consigue el bienestar general para el colectivo por el que se esfuerza con ahínco día a día, por derecho propio es merecedor de ser considerado una persona eficaz.

Hay asociaciones que por su particularidad y por su necesaria razón de ser, necesitan de personas que literalmente se partan la cara dirigiendo sus destinos para romper esas barreras que todos vemos pero que casi todos obviamos por precepto no escrito. En este caso vengo a referirme a la ONG social ‘Asociación la Gaviota de Personas con Diversidad Funcional’, que se dedica especialmente a la atención de las personas con discapacidad física y/o movilidad reducida, a sus familiares y a todas aquellas personas sensibilizadas con los problemas que su situación conlleva.

Esta Asociación porteña declarada de utilidad pública por la Secretaría General del Ministerio del Interior, es una de las más activas de las que funcionan en El Puerto que, precisamente este mes de marzo han cumplido treinta y tres años desde que se constituyeran allá por 1989. Contribuir a la mentalización de la sociedad para que tome conciencia de la necesidad de la integración plena en su seno de las personas con diversidad funcional, es una de las prioridades que la Asociación procura incrustar en la comunidad civil en la que está integrada. Y resulta que en plena pandemia, en octubre de 2020, se fijaron a la hora de renovar sus cargos directivos en María del Carmen Molina, e Isabel Guilloto para acompañar durante cuatro años al menos al que eligieron como presidente. Desde entonces, Manuel Pérez Navarro, dirige con su perseverante batuta la balada reivindicativa del Trompeta por las calles de El Puerto.