Cuando nos empeñamos en hacer el ridículo, a veces, nos salimos del cuadro de la sociedad distópica en la que vivimos obviando que todo exceso, así como toda renuncia, conlleva su propio castigo como el que recibió el mismísimo Dorian Gray al atravesar con un puñal el lienzo de su oportuno retrato y caer al suelo dando grandes baladros antes de morir atravesado por su particular estilete. Y todo por pactar con el diablo.

Es conocido que la verdadera temática de la famosa novela de Oscar Wilde, El retrato de Dorian Gray, es la excesiva admiración por sí mismo del personaje principal, cuyo narcisismo le lleva a tal extremo que tan solo desea conservarse igual de joven a como aparece en la pintura. Hay gente que no necesita ni abuela ni retrato para estar encantado de haberse conocido, y esa, será con toda probabilidad la historia novelada que tendrán que escribir sus negros de cabecera algún día.

Esta misma semana hemos sido testigos mudos de la nueva guerra de los mundos que se traen por El Puerto y alrededores los seguidores que a través de Halloween dicen querer honrar a los espíritus o difuntos, y por otro lado, los que han aparecido de la noche a la mañana como seguidores de Holywins que por el contrario pretenden vencer a través de la santidad como si estuviésemos envueltos en medio de un juego de rol. Sí, están ustedes leyendo bien, aquí nadie pierde el tiempo.

Las cuotas de pantalla y los shares también pelean en la parrilla de las brujas, las calabazas y los santos y sus aspirantes, que no son otros que los y las beatas que están esperando su turno para subir a los altares. Parece que el urdidor de tanto trasiego es un infiltrado de los Illuminatis, esa sociedad secreta que además de querer controlar nuestras vidas en “un nuevo orden mundial” pretende convertirnos a todos en majaras perdidos, cuestión harto difícil porque Majaras solo hay unos, y esos son irrepetibles. Brujas y santos juegan al despiste los unos con los otros. Las golosinas son el señuelo antagónico entre cruces y calabazas. El Diablo Cojuelo sigue haciendo de las suyas.