Cultura

La suma expresión del paisaje

Pedro Lobato Hoyos. Galería GH40. San Fernando.

La trayectoria de este artista es amplia, jalonada de muchos reconocimientos y portadora de los más determinantes registros pictóricos. Su obra no deja resquicios para la duda y proviene de las bases de una técnica poderosa conseguida a través de un trabajo entusiasta y sostenido por la diaria pelea ante el caballete. Pedro Lobato es ese pintor que te encuentras en todos los sitios siempre pintando. Eso, en principio, da la seguridad aplastante que se observa en su obra; pero, además, permite obtener una preclara potestad para captar los encuadres más adecuados -sus infinitas horas pintando al aire libre lo capacita para aprehender lo más adecuado, interesante y bello de lo que su mirada encuentra- a los que dota de suma intensidad artística. Pero, además, el pintor de Ubrique es un espléndido relator del paisaje que nos rodea. Éste no tiene secretos para su infinita capacidad de extraer lo más sustancioso, lo más expresivo, lo más ilustrativo y todo aquello que sirva para que lo que se observa no sea una mera especulación visual pasada a un soporte. La obra de Pedro Lobato, en este sentido, no deja indiferente; sus encuadres son los más representativos del espacio general que ilustra; sabe desechar lo burdo e innecesario, lo simple por poco atractivo es eliminado por la selectiva mirada del que está acostumbrado a observar de manera sistemática y plantea en cada obra un contundente ejercicio de sabia formulación de una pintura sobria, contundente y llena de absoluta capacidad creativa.

A Pedro Lobato Hoyos lo vemos constantemente enfrascado en sus numerosísimos certámenes, principalmente, aquellos que se celebran al aire libre y en pocas horas. Su capacidad de extraer rápidamente y con absoluto acierto lo mejor de lo que se presenta ante su caballete le han llevado a ser un consumado artista de tal asunto y ganador de infinidad de ellos. Sin embargo, ha sido poco proclive a comparecencias expositivas. Por eso, creemos que esta muestra en la isleña galería GH40 es importante y, además, absolutamente necesaria - para su carrera y para nosotros como espectadores-. En ella nos enfrentamos al importante trabajo paisajístico de un artista poderosísimo, curtido en el rigor creativo y especialista en potenciar el carácter de un simple paisaje al que, como ha ocurrido a lo largo de la Historia del Arte, dota de suprema entidad plástica y estética.

La exposición nos pone en la sintonía de un pintor absoluto, dominador de la técnica paisajística y generador de máximas expectativas hacia una plástica tan bien concebida como llevada a la práctica. Su obra marca las directrices de una pintura que atrae a todas las instancias, que atrapa al espectador, que convence al profesional y que nos hace partícipes de una pintura atemporal. Con esta muestra, Pedro Lobato se nos presenta mucho más que como ese buen pintor de un día, que protagoniza gran parte de los concursos al aire libre a los que acude. Nos encontramos con un artista abierto, dominador y que sacarle el máximo partido a una figuración que, con él, abre las perspectivas de la expresión y avanza hacia posiciones de más abierto entusiasmo.

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