Investigación genealógica

Tras el rastro que dejan los apellidos

  • El Archivo Provincial de Cádiz hace público un documento que sirve de guía para todos los usuarios interesados en conocer la historia de sus antepasados y sus raíces familiares

Un árbol genealógico inserto en un protocolo notarial que se guarda en el Archivo Provincial de Cádiz.

Un árbol genealógico inserto en un protocolo notarial que se guarda en el Archivo Provincial de Cádiz.

El deseo de conocer nuestras raíces familiares es universal. Con mayor o menor intensidad, es habitual que el ser humano se interese por su procedencia personal, por la historia que se esconde detrás de cada uno de sus apellidos y, también, por las personas que un día lo llevaron y de cuyas ramas genealógicas fueron brotando las sucesivas generaciones. El Archivo Provincial de Cádiz da fe del interés que despierta la genealogía, uno de los mayores motivos de consulta, y ha elaborado un documento para guiar al interesado en las fuentes que facilitan esa labor que precisa de bucear en la sociedad, incluso, de varios cientos de años atrás. El documento, Fuentes de información genealógica. La genealogía en el Archivo Histórico Provincial, arroja luz sobre los recursos genealógicos y aclara cuáles son aquellos que se encuentran en los fondos propios de la Casa de las Cadenas.

José Ramón Barroso Rosendo es el técnico del Archivo Provincial encargado de redactar este documento base, que ya se publicó hace algunos años y que ahora se presenta también en formato papel y que se ha actualizado con los nuevos recursos existentes.

Hasta el Archivo Provincial, organismo dependiente de la Junta de Andalucía, llegan cada día multitud de consultas de todo tipo y un buen número de ellas reclaman información sobre las raíces familiares de un usuario que se acerca a esta investigación por muy diferentes motivos: “El usuario es muy variado en todos los aspectos. Desde el conocimiento que pueda tener de los archivos o de la genealogía, como también en qué les hace buscar esta información: desde la persona que quiere conocer sus ancestros, su familia, a los profesionales que cobran por ello, los que quieren conocer la genealogía de otras personas, no la suya, de algún famoso o de algún grupo étnico o de países, judíos, irlandeses... O por profesiones. También los que lo hacen por algún derecho, como gente que quiere adquirir la nacionalidad española y para ello debe demostrar algunos antecedentes familiares”, explica Barroso.

Procedentes de países de todos los continentes, con especial incidencia en la que llega desde América, la información se demanda a través del teléfono, el correo electrónico, la presencia directa en las dependencias de la calle Cristóbal Colón o, incluso, el correo postal. De todas, José Ramón Barroso recomienda la del correo electrónico, un sistema que permite a los técnicos del Archivo investigar la demanda sin prisas y con la dedicación que merece un asunto muchas veces personal, que puede rozar lo sentimental, y cuyas fuentes son numerosas y, a veces, difíciles de desentrañar.

Porque hay quien llega al Archivo con mucha información contrastada, con los nombres, apellidos, profesión, ámbito familiar, estudios realizados... Aunque también los hay quienes llegan con más dudas que certezas e, incluso, con la limitación de un solo apellido, como sucede con los argentinos, según explica Barroso, quienes obvian por tradición el apellido materno y complican así la búsqueda de otros familiares y ancestros.Y es que muchos son los documentos que sirven para poner en pie, o para tratar de ponerlo, un árbol genealógico, la expresión gráfica quizás más conocida y utilizada. Además del Registro Civil, cuyos inicios en España datan de 1870, con sus actas de matrimonio o de defunción entre otros papeles, sirven para esta tarea los archivos eclesiásticos, los documentos notariales, los fondos judiciales, los archivos militares, los procedentes de colegios e institutos. “Hasta una multa de tráfico”, resume gráficamente José Ramón Barroso.

“La genealogía es muchas veces ir saltando de piedra en piedra, como cuando uno quiere cruzar un río, que no lo salta de un salto. Hay un trabajo que es buscar la información, que es lo más importante, y después plasmarla, que se hace normalmente en un árbol genealógico, sea más o menos artístico”.

Y además de todos los papeles y legajos físicos que han quedado almacenados a lo largo del reguero de los siglos, la modernidad también anida en esta siempre curiosa búsqueda de las raíces étnicas o familiares. Lo hace a través de empresas que ofrecen profesionalmente este servicio, pero también con páginas web, como la de Family Search de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, que ofrecen gratuitamente mucha información y que, además, se retroalimenta de muchas fuentes, como por ejemplo la del propio archivo provincial gaditano.

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