Cultura

Una película de cuando había cines

Thriller-terror. EEUU, 2010. 92 min. Dirección: Joe Dante. Guión: Mark L. Smith. Intérpretes: Al-Ándalus, Bahía de Cádiz, Bahía Mar, Victoria.

Como a casi todos los aficionados de mi generación, me cae bien Joe Dante. Entre 1978 y 1987 nos divirtió con Piraña, Aullidos, Gremlins o El chip prodigioso. Entonces todavía existían cines de barrio y de verano para disfrutar de sus películas. Desde que habían irrumpido Coppola, Spielberg o Lucas no era pecado decir que se podía ir al cine también a divertirse, ni confesar que nos gustaban las películas de serie B, los tebeos, los dibujos animados de la Warner y los seriales televisivos de los años 50 y 60 que también habían alimentado las infancias de estos directores. Lo que no podíamos prever entonces era que el pendulazo iba a ser tan fuerte que al cabo de poco tiempo prácticamente se borró del mapa cinematográfico toda película que no divirtiera, y que además lo hiciera cada vez con peores maneras cinematográficas. Lo que empezó como una fiesta de cinefilia sin complejos en la transición de los cines a los multicines ha acabado como una orgía de estupidez en la era de los complejos de salas en los centros comerciales.

Llevado por estas corrientes Joe Dante nos dio en los terribles 90 alguna película estimable -Pequeños guerreros- pero en la primera década del siglo se eclipsó, dándonos sólo la alegría de la tremenda crítica antibelicista que fue el episodio televisivo de la serie Masters of Horror titulado El ejército de los muertos, astracán zombi contra la guerra de Iraq.

Ahora, tras estar varios años alejado del cine, vuelve con esta peliculita que pretende resucitar el cine de terror blanco o familiar de los años 80 como antídoto contra el estúpido desmadre sádico del actual cine de terror. Lo que nos ofrece es un delicioso episodio de En los límites de la realidad ampliado a largometraje, una historia clásica que une elementos del terror tradicional (el pozo sin fondo que aguarda en el sótano que la curiosidad lo abra y libere sus horrores) y del terror blanco spielbergiano (niños víctimas de divorcio que se mudan a un tranquilo barrio suburbial en el que no todo es tan aburrido como parece).

Apostando por la realización artesanal más que por los efectos y por el miedo inocentón -aunque a veces eficaz- que funde las novelas de Los Cinco con los seriales televisivos tipo Rumbo a lo desconocido, Joe Dante vuelve y nos hace volver con él a los 70 y los 80, cuando las películas aún se proyectaban en cines y no en centros comerciales. Bienvenido sea el regreso de este buen director sin más pretensiones que las de entretener y divertir sin ofender a la inteligencia.

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