PACO MÁRMOL. Galería Manolo Ales. Lá Línea.

El que contemple la espectacular obra actual de Paco Mármol no podría nunca imaginarse la atípica evolución de su pintura. Al pintor gaditano lo conocíamos autor de una pintura absolutamente abstracta, de tintas planas y un justo geometrismo que transmitía la esencialidad de un Arte reduccionista, diametralmente alejado de la más mínima concreción. Por ello, cuando este verano lo vimos en los espacios expositivos de la Chanca de Conil y, después, en los gaditanos de la antigua Cárcel Real, ahora, Casa de Iberoamérica, descubrimos un pintor totalmente distinto, rotundamente diferente. De los esquemas del abstracto no quedaba nada; se había pasado a las exactitudes representativas de una exultante figuración, rompiendo todos los esquemas de sus anteriores proyectos y sorprendiéndonos, felizmente, con un poderosísimo trabajo donde se le hace el mayor honor al dibujo, lo que nos da, con ello, medida de la absoluta fortaleza creativa que siempre lo ha caracterizado.

Paco Mármol, después de un periodo de justa y necesaria parada creativa, analizando la realidad artística existente y su posición importante dentro de una plástica que no creemos que haya sido demasiado justo con él, comparece con un nuevo estamento pictórico cuya fortaleza. Por eso digo que nadie que sólo conozca a Paco por sus comparecencias expositivas anteriores podría imaginarse tanta capacidad dibujística como ahora le encontramos. Estamos ante un pintor con mayúsculas, segurísimo - y tan seguro, el bolígrafo no permite equivocación alguna, si esta existe se ha de empezar de nuevo-, ofertando una soberbia pintura dibujada extraordinariamente, casi virtuosa, con un cúmulo de circunstancias que la hacen original y llena de carácter. Porque la Fauna y la Flora que se presenta en los espacios de la vieja Pescadería jerezana transmiten dos situaciones perfectamente diferenciados, por un lado son meros dibujos cuyo trazo transcribe una realidad muy bien acondicionada en fondo y forma; pero, al mismo tiempo, desentrañan muchísimo más; además de todo eso, de esa línea conformadora determinante, elegante, pulcra, sencilla y poderosa, el artista se vale como medio estructural, como modo de actuación material, de un instrumento poco usual y portador de infinitos riesgos, el bolígrafo bic. El artista, desde tal situación, manifiesta un dominio total, una seguridad aplastante en lo que hace, un potencial técnico indiscutible que lo lleva a plantear de forma perfecta cualquier situación.

Los trazos seguros del bolígrafo configuran unos espacios creativos determinantes; lo de menos es el aplastante resultado con sus animalitos, sus plantas y sus flores manifestando un poder ilustrativo que deja sin habla, lo que interesa es el proceso, esa inquietante manifestación artística que deja en suspenso la mirada y transporta a las parcelas emotivas donde la expectación se adueña de lo que aquella ha captado abriendo las máximas perspectivas representativas.

Piezas llenas de sentido artístico, suprema calidad pictórica y total entusiasmo creativo nos atrapan con su discurso que deja ser de absoluta realidad para trascender una dimensión más y alcanzar el grado pararreal. Y todo bajo la consciente línea trazada por un bolígrafo bic que se convierte, así, en apasionante instrumento de trabajo con infinitas posibilidades plásticas.

Muy buena exposición la que nos encontramos en la sala municipal, con trabajo espectacular de un artista en el que siempre hemos creído y que, ahora, ha escogido una espléndida línea pictórica para manifestar un absoluto potencial creativo y una línea de actuación que no deja indiferente. Es imposible la indiferencia ante tanta magnificencia creativa.